𝐃𝐄𝐀𝐑 𝐒𝐀𝐍𝐓𝐀

Comenzar desde el principio
                                    

Oh, porque desde que la pequeña Selene había puesto un pie dentro del armario ropero del señor Kinke la estridente voz de Astoria Knight no hacía más que torturarla, decirle que nada de aquellas tonterías era real, que eran producto de un sueño del que ella debía encargarse de deshacer.

Mientras caminaban de nuevo en dirección al pequeño hogar de los castores, Selene iba sumida en sus pensamientos hasta que una idea, un poco loca, le llegó a la mente. Sus memorias se remontaron varios años atrás, incluso más de lo que le gustaría recordar. Cuando era pequeña sufría de pesadillas debido a su pasado, eran intensas y escalofriantes, sin embargo, su hermano mayor Theodore había resuelto sus problemas.

Selene recordó con nostalgia a su hermano colocándose de cuclillas a un lado de su cama para besar su frente con cariño y susurrarle tan bajo que incluso a ella misma le costaba entender: "Cuando las pesadillas abunden y no encuentres una salida, pellízcate la muñeca, tu cerebro recibirá la alerta y prontamente estarás aquí de nuevo, a salvo."

La rubia observó rápidamente que nadie estuviera observándola para luego levantar un poco la manga de su vestido rosado y pellizcar fuertemente su muñeca, sin obtener resultados aparentes. Normalmente un solo pellizco funcionaba, por lo que de repente los tonos cálidos de su piel desaparecieron dando paso a su rostro a tornarse pálido, presa del terror.

-¿Lene, estás bien? -Preguntó Peter acercándose a su lado, seguido de sus hermanas que la observaban preocupadas.

-Esto...es real. -Exclamó en un leve susurro, observando a los hermanos sorprendida.

Lucy rió disimuladamente antes de tomar su mano cariñosamente. -Creí que ello ya había quedado lo bastante claro, Sel.

Selene rió ligeramente y negó. -Me refiero a que enserio es real, esto es...real.

real

¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.


Al oír el tercer aullido de los lobos, el castor lo obligó a correr lo más rápido que sus piernas se lo permitieran o de otra forma, la bruja blanca los atraparía y cumpliría su plan de eliminarlos. Corrieron a través de la nieve con dificultad, incluso Selene se cayó dos veces pero Peter siempre estuvo detrás de ella para ayudarla. Quizá Peter no era tan estúpido como ella creía.

Pasaron a través de los muros altos cubiertos de nieve y por el espeso bosque blanco hasta llegar de nuevo a la presa de los castores, donde la castor los esperaba preocupada. -Rápido mamá, nos persiguen.

-De acuerdo -exclamó ella y corrió hacia la cocina en busca de una bolsa. Selene y Susan la siguieron para ayudarla.

-¿Qué hacen? -Preguntó un alterado Peter.

𝐇𝐎𝐌𝐄𝐂𝐎𝐌𝐈𝐍𝐆────𝘌. 𝘗𝘦𝘷𝘦𝘯𝘴𝘪𝘦Donde viven las historias. Descúbrelo ahora