-Así que tú también lo has conseguido... - Dijo Alba sin poder contener la sonrisa. - Enhorabuena, Nat.

Tras ese diminutivo inocente, se levantaron tsunamis en el interior de cada una, haciéndolas temblar en el sitio.

-Enhorabuena a ti también, Albi. - Soltó a consciencia y dando unos pasitos hacia atrás bajo la atenta mirada de ambos. - Voy... voy un momento al baño.

Habló entrecortada y caminando hacia atrás, girándose solo cuando ambos habían respondido con un movimiento de cabeza.

-Era ella, ¿verdad? - Murmuró Nico cuando se quedaron solos y Alba suspiró.

- ¿Quién iba a ser si no? - Se quedó con la mirada fija en la dirección por la que había desaparecido la más alta.

-A mí me parece que os merecéis otra oportunidad. - Se limitó a decir, encogiéndose de hombros y mirando de reojo a la rubia, que realmente se estaba planteando algo así.

- ¿Pero y si ella está con alguien o....?

-No está con alguien. - Soltó convencido y chasqueó la lengua por ser tan bocazas. - No lo creo, te mira con mucha intensidad para estar con otra persona. - Intentó arreglarlo.

-Estás muy seguro, ¿eh?

-Llevo casi medio siglo de vida, eso me hace casi sabio. - Bromeó haciendo reír a la joven. - Pero de verdad, si tú sientes algo removiéndose al verla, quizás significa que lo malo realmente está olvidado.

- ¿Y si vuelve a salir mal? - Se mordió el moflete por dentro, para nada convencida y con la cabeza a mil por hora.

- ¿Tú eres la misma que cuándo estabais juntas la otra vez? - Se cruzó de brazos al preguntarlo y la miró con cierta ternura. - Ya te digo yo que no lo eres. Ni siquiera eres la misma que hace un año.

- ¿Y ella? - Le miró con los ojos brillosos y Nico se tuvo que tragar un grito de emoción.

-Averígualo. - Se limitó a contestar, antes de moverse de allí. - Voy a ver a Claudia que tengo un problema con el traje.

Alba asintió y él salió a paso ligero de allí, hasta encontrarse con su mujer en el almacén y gritar emocionado.

-Si es que Cupido no es nadie comparado conmigo. - Se chuleó tirándose de los tirantes del traje. - Estás dos están hechas para estar juntas. - Seguía emocionado moviéndose de un lado a otro. - ¿Has visto el aura que las rodea que blanco y limpio es?

-Todo lo que tú quieras, pero tienen ese percance anterior que arreglar y la morena tiene muchos miedos.

-Pero Albita tiene un carácter que va a derribarlos, ya verás. - Volvió a tirar de positividad y la mujer negó con la cabeza. - El día que Natalia le cuente porque la dejó, lo entenderá.

-Eso está por ver. - Se encogió de hombros y miró la oreja del reloj de su muñeca. - Te toca volver a salir ahí fuera.

Asintió y dejando un beso tierno en los labios de la otra, salió sonriente, abotonándose el abrigo y paró en seco cuando se encontró con el panorama.

Sus elfos de ese año se habían sentado en el suelo, apoyadas en la pared del decorado, con sus piernas a los indio y parecían estar pasándoselo bien.

De aquella distancia, no podía escucharlo, pero se tocó la oreja y como si de una señal de radio se tratara, pilló señal de sus mentes.

Buscó un poco de refugio para no cortarles el rollo y aunque sabía que ya estaba retrasado para seguir con el trabajo, también sabía que aquello iba a merecer la pena.

X Nada Where stories live. Discover now