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Eider se encontraba en el bosque, en busca de aquella criatura tan rara pero hermosa. Estaba aprovechando sus días de reposo para buscarla. Era de día y el la vio de noche, pero quizás la encontraba de verdad.

Trajo su libro de dibujar y sus pinceles. Esperaba poder dibujarla tanto como quería. Desde el día que la vio, no paraba de pensar en ella. De verdad que le gustaban mucho los animales para estar en un bosque buscando por ella. No podía descifrar que era aquella chica realmente pero creía que era un tipo de animal raro.

Ando y ando hasta llegar a un hermoso lago. Hacían flores al rededor de él. Parecía que estaba en un sueño. Camino hacía el lago, se sentó y vio su reflejo en el. De verdad que odiaba su apariencia. Le recordaba tanto a su padre...

De momento escucho algo como algo se movía entre los arbustos. Aproximadamente, un conejo salió de uno de los arbustos y fue directo hacia donde Eider.

El se sorprendió un poco pero después rápidamente, abrió su libro y empezó a dibujar a aquel lindo conejo. Era un poco raro, por eso lo empezó a dibujar. Sus largas orejas eran de un color marrón mientras su cuerpo entero era negro.

Pero lo que le llamo más la atención era que tenía manchas rojas en las patas. Parecía sangre. A Eider no le importó mucho pero al parecer, a alguien más si. Unas manos cogieron al conejo rápidamente y apartaron al conejo de Eider.

Eider miro quien era la persona que interrumpía su dibujo y no se lo pudo creer. Era la chica que vio aquella noche. Estaba con la misma apariencia que cuando la vio pero claro, sin la sangre. Sin duda, su belleza era angelical.

Se paró y sonrió. No pensaba que de verdad se iba a encontrar con la chica de nuevo.

— ¿Que le hiciste? — Preguntó la chica, mirándole las patas al conejo. Estaba preocupada ya que los animales de aquel bosque eran sus amigos. Los protegía de las malas personas que los cazaban.

— Nada. Estaba así cuando lo vi. — Estaba sorprendido porque la chica le hablo. Su voz era tan angelical como su cara.

Lo que más le sorprendió fue al ver cuando la chica lambió una de las patas del conejo. — Es arándano. — Su expresión de preocupación se trasformó rápidamente en seria.

— Te estaba buscando... — No sabía si era bueno decirle eso a la chica pero lo hizo. Quizás iba a pensar que era un loco pero no le importó.

— ¿A mi? ¿Para que? — Se alejo más del chico, ya que no le tenía la confianza como para estar cerca de él. Además, no debía ni de estar hablando con el ahora mismo.

— Pues la verdad es que...te quería dibujar. — Tenía mucha vergüenza al decirle eso. Sentía que estaba hablando con una diosa ahora mismo.

— Pues vete por donde mismo viniste porque no voy a permitir eso. — Su rareza nadie la veía por segunda vez. Eider tenía mucha suerte porque la chica lo dejó vivir pero no podía permitir que nadie más la viera.

Cuando se trataba de ella, Eider era muy tímido. Nunca había sido tímido con nadie. En el interior, le molestaba mucho que ella le provocara esa timidez que nunca tenía con nadie.

— Al menos dime tu nombre. — Dijo antes de que la chica se fuera.

— ¿Para que quieres saber eso?

— Estoy interesado en ti.

— No vuelvas nunca jamás. La próxima vez que te vea, te mataré sin ni siquiera pensarlo dos veces. — Su mente recordó aquella noche y cuando vio al cuerpo de aquel hombre. Sabia que estaba hablando completamente en serio.

— Hablando de eso, ¿por qué no me mataste aquella noche?

La chica lo miro sin ninguna expresión en su cara y dijo lo siguiente:

— Porque no me apetecía. Ya había comido. Pero cuidado, puede ser que la próxima vez, si tenga hambre.

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No me gustó mucho este capítulo pero espero que a ustedes si. Díganme que piensan de la historia hasta ahora. 🖤

[ La Hermosa Bestia ]Where stories live. Discover now