Capítulo 9

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—Cam— susurró su hermano a través de la puerta de su dormitorio y volvió a golpear la madera—. Cam, despiértate ya.

La chica se incorporó en la cama. Un relámpago atronador le cruzó el cráneo de un lado a otro y gimió. Se llevó una mano a la cabeza y apretó los dientes con fuerza. La resaca que tenía aquella mañana era extrañamente inusual.

—Cam— repitió Josh—, Styles está aquí. Dice que anoche...

—Sí, sí— la muchacha hizo movimientos con las manos—. Sé lo que me dijo anoche. ¿Qué hora es?

—Las cuatro menos cuarto. 

Dicho aquello, Josh cerró la puerta y dejó a Cam perdida en la oscuridad de su dormitorio. Sacó las piernas de la cama, se puso una camiseta de los Bulls y no se molestó en mirarse al espejo. Efectivamente, en el salón de la casa Harry Styles esperaba sentado. Llevaba unos vaqueros ajustados, unos botines beiges y un jersey. Tenía el pelo largo recogido en una divertida coleta y unas espesas ojeras bajo los ojos.

—Buenos días— se puso en pie en cuanto vio a Cam entrar en el salón. Sonrió de inmediato al comprobar que estaba dispuesta a recibirle, lo que le indicó que todo lo que hablaron la noche anterior no fueron solo palabras, sino también hechos—. Tu belleza natural me abruma.

—No eres el más indicado para hablar— replicó ella de inmediato, yendo hacia la cocina. Se vertió café una taza y se tomó todas y cada una de las pastillas que debía tomar: anti-depresivos, ansiolíticos y varios ibuprofenos para el dolor corporal. Harry fue tras ella. La miraba impresionado, inquietado y, especialmente, emocionado por el mero hecho de que Cam no le hubiera echado de una patada—. Apuesto lo que quieras— le miró a través de sus ojos turquesas— a que tú tienes la misma resaca que yo pero eres demasiado orgulloso como para admitirlo.

—No digas estupideces— Harry se sentó sobre uno de los taburetes de la office y Cam sobre la encimera de ésta—. El alcohol no me afecta.

—Tus ojeras no dicen lo mismo.

—Mis ojeras no reflejan mi realidad interior— el muchacho chasqueó la lengua.

Cam puso los ojos en blanco y tomó otro sorbo de café. Aquello logró que sus piernas dejasen de ser botijas rígidas e inflexibles, y le proporcionó un ligero subidón de adrenalina. Ver a Harry en su cocina, frente a ella, sonriéndole de aquel modo, ocasionó que la muchacha dejase de ver a aquel Harry que le recordaba irremediablemente a Connor. En su lugar solo podía ver a aquel Harry con el se acostaba cada dos días, aquel muchacho que insistía en contarle chistes verdaderamente ridículos pero que él consideraba "muy divertidos" y que siempre anteponía las necesidades ajenas a las suyas propias.

Era el Harry de siempre.

—¿Por qué has venido?

—Te lo dije ayer— el chico se llevó los dedos al labio inferior y comenzó a pellizcárselos suavemente—. Vamos a ir a ver a Connor.

Cam quiso replicar. Sin embargo, más allá de cualquier capricho, sueño o incluso realidad, deseaba poder ir a verle. Deseaba sentarse a su lado, palpar el frío de la piedra y decirle todo aquello que jamás pudo decirle, a pesar de que él no pudiera escucharlo.

Harry esperaba nervioso a la respuesta de Cam. Por un momento llegó a temer que la muchacha se negara y le abofeteara como la última vez que volvió a hablar con ella un año atrás. Entonces clavó la mirada en su pelo rubio recogido despreocupadamente en un moño, sus manos pequeñas que sujetaban la taza de café, sus piernas pálidas y desnudas que la camiseta no lograban cubrir y sus ojos azules turquesa, que se habían paralizado; estaban mirando a la nada.

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⏰ Última actualización: Oct 11, 2015 ⏰

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False Reality |Louis Tomlinson|Donde viven las historias. Descúbrelo ahora