Gambito de dama

el rencuentro

Al despertar al siguiente día, sentí una mezcla de emoción y anticipación. Sabía que tenía planeado encontrarme con Beth nuevamente y estaba deseando pasar más tiempo juntas.

Después de prepararme, salí de mi habitación y me dirigí hacia donde se encontraba Beth. Al llegar a su puerta, toqué suavemente.

Beth: (abriendo la puerta) ¡T/n! ¡Qué bueno verte de nuevo!

T/n: (sonriendo) ¡Beth! Me alegra verte también. ¿Estás lista para pasar un buen rato juntas?

Beth: ¡Claro que sí! Tengo muchas ganas de ponernos al día y pasar tiempo de calidad.

Entré en la habitación de Beth, y nos sentamos en el área de estar. Había una sensación reconfortante al estar con ella, como si el tiempo no hubiera pasado.

T/n: (sentándome) Cuéntame más sobre tu campeonato de ajedrez. Me emociona saber cómo te ha ido.

Beth: (entusiasmada) ¡Fue increíble, T/n! Participé en un torneo local y logré llevarme el primer lugar. Fue una experiencia emocionante y me sentí muy orgullosa de mis logros.

T/n: (entusiasmada) ¡Eso es fantástico, Beth! Sabía que tenías un gran talento para el ajedrez. Me alegra escuchar que estás teniendo éxito.

Beth: (sonriendo) Gracias, T/n. Tú también eres una inspiración para mí. Ser la campeona mundial de ajedrez es un logro impresionante.

T/n: (humilde) Gracias, Beth. Pero recuerda, el ajedrez es un juego en el que siempre hay oportunidades para aprender y crecer. Estoy segura de que seguirás mejorando y alcanzando metas aún mayores.

Nuestras conversaciones continuaron durante horas. Hablamos de nuestras experiencias, sueños y planes futuros. Reímos, compartimos anécdotas y reforzamos nuestra amistad.

T/n: (mirando el reloj) Oh, parece que ha pasado mucho tiempo. Tenemos que irnos pronto.

Beth: (asintiendo) Sí, definitivamente. Pero estoy feliz de haber tenido este tiempo juntas. Ha sido maravilloso reencontrarnos y fortalecer nuestra amistad.

Nos levantamos y nos abrazamos una vez más. A pesar de que nuestras vidas habían tomado caminos diferentes, nuestra conexión seguía siendo fuerte.

T/n: Prometo que no pasará tanto tiempo hasta la próxima vez que nos veamos. Mantendremos nuestra amistad viva y cercana.

Beth: Lo prometo también, T/n. Eres una amiga especial y no quiero perder eso.

Nos despedimos con una sonrisa y salí de la habitación de Beth con el corazón lleno de gratitud. Nuestro reencuentro había sido un recordatorio de la importancia de las relaciones duraderas y el valor de los lazos que creamos a lo largo de nuestras vidas.

Y así, con nuevos recuerdos y la promesa de mantener nuestra amistad, continué mi día con una sensación de felicidad y compañerismo. Sabía que, sin importar dónde la vida nos llevara, Beth siempre ocuparía un lugar especial en mi corazón.