Casi Sin Querer

Capítulo 3

—Señor Enderson, cálmese.

—¿Cómo me piden que me calme? No me calmo una mierda. Voy a hablar con mi abogado.

—Puede hablar con su abogado cuando quiera, señor, pero es irremediable. Su padre tenía más deudas que amantes, con todo respeto, y la mayoría de las propiedades están hipotecadas, e incluso vendiendo, no estoy seguro de que alcance para pagar todo.

—No puede ser, no puede ser — camino por el estudio tomándome la cabeza, voy de punta a punta mientras pienso a toda velocidad, pero no encuentro consuelo, ni algo positivo. Solo ira.

—Lo voy a llamar en cuánto tenga números concretos, pero me gustaría que se plantee la idea de vender. La situación actual implica una inversión enorme para poder salvar el negocio, y su padre solo le dejó deudas. Vendiendo, podría salvar la casa de su madre y la suya, e incluso quedarse con algo del negocio.

—¿Quedarme con algo? — pregunto con renovado interés.

—Sí, por supuesto. No puedo decirle con exactitud una cantidad, pero cualquier cosa puede ser mejor. En este momento usted es dueño de una cadena de fábricas de materiales de construcción, cada una de las sucursales está a punto de ser embargada. Tiene propiedades en diferentes puntos del país, la mayoría hipotecadas, pero con las que no, quizá pueda salvar algo. Si me deja seguir trabajando, quizá tenga un número final para mañana.

—No es alentador ¿verdad?

—Me temo que no, señor Enderson. Lo siento mucho, pero usted está en quiebra.

Cuando salgo del estudio estoy como idiota. Lento, aturdido, mareado.

Llevo toda la vida sabiendo que mi padre era una basura, que estaba lleno de vicios, que jugaba a lo grande, que no estaba metido con gente honesta. Cuando hace dos semanas le dio un paro cardíaco y dejó de respirar, me enteré de que me dejaba absolutamente todo a mí, su único hijo. Pero resulta que "absolutamente todo" significa un imperio en quiebra y un montón de dudas que no puedo pagar. Mi único capital es esa empresa y mi sueldo mensual como la mano derecha de mi padre. Desde que terminé la secundaria trabajo ahí, Mi padre me preparó desde que era un adolescente para el negocio familiar, y ahora resulta que encima de que se murió, me dejó todos sus problemas.

Me subo a mi VMW y quiero abrazarlo. Esto es lo que soy, un hombre rico que solo trabaja en la empresa de papá y se da todos los lujos posibles. No soy nadie, no soy nada si lo pierdo todo. Soy un nene malcriado que se la pasa de fiesta en fiesta, charlando con gente importante, usando la ropa más cara y presumiéndolo todo, y ahora estoy a punto de perderlo. De repente siento que el traje me queda grande, que el mundo es enorme. Me siento desprotegido y me doy cuenta de algo terrible. Lo único que tengo es dinero, y eso, tan sencillo como eso, me hace pensar en mi madre. Con mi padre muerto, sin hermanos, con un amigo friki que me acompaña a las fiestas por lástima, lo único real que tengo es mi madre. O por lo menos lo único que tengo después de que me saquen mi vida entera.

Llego a la oficina después del mediodía, perdí por completo el apetito con la noticia de mi nueva situación económica, así que me siento en mi escritorio y llamo a Clara, la ex secretaria de mi padre -y ahora mía- para que me pase las novedades.

—Todas las reuniones de esta mañana fueron postergadas para la semana que viene, le envié los nuevos horarios por e-mail. Llamó la señora Juarez y dice que tiene novedades de la sucursal de Río Negro, al parecer no estaba muy contenta. Estos son unos papeles que tiene que firmar para enviar a contabilidad, y esta es una placa de la escuela rural que le envía la directora.

La escuela rural. Otro compromiso en el que me envolvió mi padre antes de morirse. ¿Cómo no me di cuenta de que era un engaño? El viejo ya sabía que no estaba bien de salud y me enganchó con esta escuela de pibitos del campo que solo representa gastos. Cómo si ya no tuviese suficientes problemas. De todas maneras, considerando que mi padre fue más bien un hombre de la mala vida, su interés por la beneficencia me llama la atención.