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"No por favor, solo quería sentir el sol!"

"De verdad, no quería escapar!"

Pero ninguna súplica...
Ninguna explicación...

Ninguna palabra mía podrá disuadir a este hombre de que solo quería sentir el delicioso calor del sol en mi cuerpo.

Desde hace algunos meses siempre tengo frío hasta en los huesos.

Por lo que me parezco a los gatos que buscan cualquier rayito de sol disponible para tenderse y dormir una cálida siesta.

"Te dije que no salieras."

"Confíe en ti."

"Te dije que dejaría la puerta abierta pero no para que salieras..."

"Podías ver todo desde dentro, no me digas que adentro no hay sol?"

"El sol entra por las ventanas, por la puerta abierta... a mi no me engañas."

Mientras me arrastra de la muñeca con su gran mano que podría darle casi dos vueltas a mi escuálido bracito de niña mis ojos se llenan de nuevo con lágrimas al ver que nos dirigimos a la puerta blanca con café.

De la cual cuelgan unos grandes candados como protección.

Trato desesperadamente de recordarle nuestro acuerdo previo.

"Dijiste que ya no me dejarías ahí adentro!"

"Tengo frío y siento que mis huesos se hacen más blandos."

Él no me hace caso y con una mano abre los cerrojos de la puerta.

Aunque no se para que tiene tantos si de todas formas voy a estar encadenada alla abajo.

"Las damas primero."

Odio que me diga eso.

Odio que me haga bajar primero las escaleras que apenas están iluminadas por un foco antiguo que da una mortecina luz iluminando escasamente estos malditos escalones de madera.

Mis pies resienten lo mal lijadas que están las escaleras, pues puedo sentir que algunas astillas se me clavan en los pies.

Cuando terminamos de bajar a mi "hogar" mi "habitación especial" como él llama a este sótano de su casa al estilo americano, él alza su gran brazo.

Toma una cadena con su mano para poder encender las modernas luces de este lúgubre lugar.

Él sabe que ni broma podría alcanzar la cadena de la luz para que no estuviera a oscuras en este tétrico lugar.

Aunque quisiera alcanzarla y me esforzara por hacerlo tampoco podría llegar a la cadena.

La gruesa cadena en mi tobillo no me lo permitiría.

"He dejado tus cobijas limpias en tu camita de princesa."

"También tienes ropa más abrigadora para que no pases frío."

"Esta vez te dejaré prendida la luz de la escalera para que puedas ver mejor."

Volteo la cara hacia la pared gris para no verlo.

No quiero escucharlo mas.
No quiero estar aquí.

Quiero salir o morir.

Cualquiera de esas opciones es mejor que quedarme otra temporada en este sótano frío.

"Esta vez solo te castigaré un mes o dos..."

"Todo depende de como te portes princesa, todo depende de ti."

Dulce JuguetitoWhere stories live. Discover now