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"Dilo!"

"Yo lo pedí, yo me lo merezco..."

"No te escuché bien, dilo de nuevo con más convicción princesa."

"Yo lo pedí Rey y me lo merezco!"

"Perfecto."

Fue todo lo que dijo Rey antes de que aumentara sus embestidas contra mi cuerpo y el placer mezclado con el dolor me recorriera tan fuerte que sentía que me podría desmayar en cualquier momento.

"Maldición princesa, eres tan flexible y moldeable en mis manos, eres pura perfección para mis perversiones..."

Resoplaba y jadeaba pesadamente porque el cinturón que rodeaba mi cuello estaba algo apretado y Rey lo jalaba para que pudiera controlarme a la vez que me mantenía amarrada a la pared.

No sabía cuanto tiempo había pasado o me había dejado descansar, pero no parecía que Rey estuviera cansado pero mi cuerpo si.

Tenía cortadas que sangraban un poco, varios chupetones y marcas de mordidas en mis hombros, el dildo en mi sexo vibraba y Rey ahora eyaculaba en mi entrada posterior.

Frente a Rey que parecía un demonio apuesto completamente brillante por el sudor en su cuerpo marcado, mi cuerpo exhalaba sus fuerzas en cada orgasmo que alcanzaba.

Rey me había amarrado con la soga a algo parecido a un gancho que sobresalia de la pared y me dejo colgada varios segundos en esta posición mientras que me sacaba fotos el pervertido.

Después sin sacarme el dildo que seguía vibrando en mi interior cargo mis piernas con sus manos y e enterro completamente en mi interior por atrás haciéndome gritar porque no había entrado por ese lado.

"Grita princesita, grita, me excita tu dolor..."

Dijo cuando entro de una sola vez y sentía mi piel rasgarse un poco por su agresiva intrusión.

Como si jugara conmigo en un columpio me balanceaba hacia atrás y hacia adelante para su placer.

Yo solo podía gemir, gemir de placer y mirarlo mientras que sonreía por mi cara de sufrimiento.

1, 2, 3, 4, 5, 6, 7, 8, 9 y casi en la decima embestida Rey se convulsiona contra mi cuerpo mientras que una de sus manos me rodeaba la garganta hasta casi asfixiarme y la otra me rodeaba por mi trasero.

"Carajo, maldición princesa, eres mi perdición!"

Sin salir de mi ni quitar el vibrador de mi interior Rey me besa con desesperación saqueando los pocos fluidos que aun quedan en mi boca, todos me los ha robado Él.

Este perverso hombre que poco a poco sale de mi interior y solo deja trabajándome el dildo.

Jadea contra mi y lame mis lagrimas cuando salen de mis ojos.

"Dulce y salado, me encanta tu sabor princesa."

"Dame todo, no te guardes nada, quiero poseer todo de ti."

Un suspiro sale de mi boca sin querer y Rey se arrodilla contra mi y su lengua pasa por mi entrepierna que esta adolorida.

"huuuummmm...sabes a sangre, tan deliciosa...."

Sigue lamiendo y ruego que mi corazón se detenga para no seguir en esta tortura sexual.

Tal vez pienses que estoy exagerando y tu darías todo por estar con Rey, pero comprendeme, nunca antes había tenido sexo con nadie, es más ni frotamientos, toqueteos, nada con ningún chico.

Solo besos esporádicos, la promesa de elevarlos hasta intimar pero por algún motivo que nunca se esclarecia los pocos pretendientes que tuve desaparecían al dia siguiente de haberme declarado su amor.

Dulce JuguetitoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora