Epílogo: Una nueva era

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Por: Avalannah Crossheart

Resulta ser que la chica a la que le destruí el corazón al acostarme con su chico me salvó la vida…Eso fue un buen giro de las circunstancias. Vrachel no quería mis gracias, ni las de nadie. Solo quería que no se siguiera derramando más sangre por quien en sus palabras (y en las mías) fue “un bastardo, la peor sabandija que jamás existió en este mundo,” y que “no se merece que las personas sigan sufriendo por él.” Por mi estaba bien, o sea, terminé viva. Eso como que era algo bastante grande.

— ¿Estas lista?— Me preguntó Alec desde la puerta.

—Tan lista como puedo estarlo— dije arreglándome mi vestido—. Pero se supone que yo te esté preguntando eso a ti. ¿Estas lista? ¿No vas a salir corriendo o sí?

—No, no Ava—. Ella sonrió—. Esto es lo que quiero.

— ¿Pues entonces que esperas?

Ella rio y entrelazamos nuestras manos. Caminamos por el pasillo mientras ella tarareaba. Estaba oscuro, como siempre, pero las hadas se habían ofrecido a iluminar el patio, haciendo que todo se viera espectacular con sus luces. Los Vareela- todos menos Sareel- habían acomodado mesas blancas alrededor de todo el lugar. Habían luces colgadas desde el techo del castillo hasta los árboles y flores en cada rincón. Parecía un sueño.

— ¿Lista?— Le pregunté a Alec cuando llegamos a la puerta. Sus ojos se abrieron de par en par.

—No— dijo, dejando escapar algo del pánico que sabía que tenía adentro.

—Alec…

— ¿Qué tal si me dice que no? ¿Y si cuando el rey hable le entra algo y sale corriendo? ¿Qué tal si me deja plantada totalmente? O sea, le pedí que dejara afuera el verso de juntos por siempre para que no le entrara el miedo, pero, ¿y si se asusta de todos modos? Dios, esto es un error. Es un error. Sareel es un hombre libre, no va a querer estar atado a una sola chica.

— ¡Aleczander!

— ¿Qué?

— ¡Cállate!— Grité—. Sareel te propuso matrimonio, eso es una señal bastante grande de que quiere estar contigo. Además, tienes razón en que es un hombre libre, un alma libre, pero eso no significa que el estar contigo lo va a atar—. Le sonreí—. Lo que me dice eso es que no le importa dejar atrás los días de mujeriego porque te ama a ti y solo a ti y eso es lo único en lo que está pensando. En eso y en el sexo.

— ¡Ava!

— ¡Es algo natural, no me vengas con tu santa castidad ahora! Todo el mundo…— Y las puertas del salón se abrieron abruptamente.

— ¡Avalannah!— Dijo Stevanía abriendo la puerta—. Tu voz se escucha por todo el salón.

Por lo menos eso hizo que Alec comenzara a reírse. Le sonreí, hasta que su risa se convirtió en un ataque de ansiedad.

—Oh por Dios, oh por Dios, oh por Dios, me voy a casar— dijo.

—Sí y ahora no te vas a arrepentir. Frente en alto y caminar de reina que aquí vamos a ver a tu príncipe descarado— dije.

Stevanía nos abrió las puertas y la música comenzó a inundar el salón. La sonrisa de Alec y Sareel cuando se vieron valía un millón de dólares. Mis ojos cayeron en la figura al lado de Sareel por instinto. Xander me dio una media sonrisa mientras caminábamos.

—Uuu, se ve bien con chaqueta, ¿ah?— le susurré a Alec—. Imagínate como se verá cuando se la quites.

Las mejillas de Alec se tornaron rojas mientras yo tuve que reprimir la risa. Llegamos al frente y le entregué la mano de Alec a Sareel.

Las gemelas CrossheartDonde viven las historias. Descúbrelo ahora