Eres mio y punto (Fell!SansxTú)

Capítulo 5

Frio, oscuro y silencioso: Esas palabras describían a la perfección el lugar en el cual me encontraba. A veces me pregunto «¿cómo llegué aquí?». Pero, creo que la verdadera pregunta no sería esa, sino: "¿Qué me motivó a explorar este lugar?». La verdad nada, más no caí por accidente. Mi familia es disfuncional. Mi padre, un maldito borracho que no deja de beber y, mi madre, una zorra que se acuesta con cada idiota que se encuentra. Al estar divorciados, debía quedarme cada cierto tiempo con uno de ellos. No aguantaba a ninguno de los dos.

Recuerdo aquel día en el qué uno de mis compañeros nos contó algo interesante en el patio: una historia donde los humanos y los monstruos vivían en paz, hasta qué, por alguna razón, los humanos decidieron atacar a los monstruos; también nos contó sobre el Monte EBOTT y sus rumores: Quién se atreve a explorar ese lugar, nunca regresa. Era mi esperanza para escapar de mi horrible vida. Aproveché un viaje escolar en el cual íbamos al bosque. En la noche anterior reuní todo lo posible, no para el viaje, sino para huir de casa. Cualquiera se sentiría nostálgico de dejarlo todo: casa, amigos, familia. Ninguno me importaba, no valían la pena.

En cierto momento, pensé en mi mejor amigo: cabello negro, ojos marrón oscuro y piel blanca pero, no tan pálida. Fue el único chico que me habló desde que empecé el año escolar. Todos mis compañeros de clase inventaban rumores sobre mí, sólo por ser callado y reservado. Pero él... fue distinto: se acercó a mí y me ofreció pasar el rato en receso. Al principio pensé que sólo era cortesía y, al final del día, se olvidaría de mí. Por fortuna, no fue así. Todos los días nos reuníamos en la hora del recreo para conversar sobre cualquier cosa. A veces no sabía de qué hablar, pero él siempre encontraba un tema para romper el hielo.

Lo extraño mucho. ¿Quién diría que una decisión un tanto egoísta me llevaría a este lugar? Siempre pensé que los monstruos serían más amigables pero, no es así: están locos y pueden llegar a ser peores que los seres humanos. Ese esqueleto es la prueba de ello. Estoy molesto, por no decir asqueado. No quiero volver a casa pero, tampoco quiero quedarme aquí.

—Creo... Que estoy pensando demasiado. —abrí mis ojos de golpe—Me pregunto qué hora será.

—No lo sé, yo tampoco tengo reloj. —respondió mi amigo de pétalos dorados—En fin, ¿en qué pensabas?

—Nada importante, olvídalo. —giré mi cabeza para apreciar una vez más las malditas cadenas que me apresaban.

Recordaba con desprecio lo que mi raptor me había hecho. Quería llorar de impotencia: primero intento escapar de mi familia y ahora un idiota viene y me captura, esto es fantástico. Sin pensarlo dos veces jalé mi brazo con fuerza y rompí una de las cadenas, no creí que pudiera logarlo tan fácil; me levanté e intente hacer lo mismo con las otras dos que se encontraban en mis piernas pero, algo pasó: mi cuerpo se había paralizado.

—Vaya... —Esa voz... ¡era él!—pensé que esas cadenas serían suficientes para evitar que escaparas. Por lo que veo, estaba equivocado.

Esto no podía ser cierto, ni siquiera lo había escuchado bajar las escaleras. No quiero pasar por esto, no otra vez. Se está acercando. Me está tocando.

—¡Basta! —grité como nunca antes lo había hecho.

El eco resonaba en la habitación, Todo se quedó en silencio.

—Oye... —esa voz aguda... ¿Flowey?—¿Estás bien?, Despierta.

—¡¿Qué pasó?! —abrí mis ojos.

—Gritabas mientras dormías, ¡me asustaste!

—Ah, lo siento. Supongo que tuve una pesadilla.

—¿Qué soñaste? —preguntó la flor mientras me acariciaba su hoja.

—Creo... Que lo olvidé.

—Bueno, no importa. —suspiró—lo importante es que ya estás mejor.

—Sí, gracias, Flowey.

No había olvidado nada pero, por el bien de micordura, prefiero evitar hablar sobre ello.

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