Capítulo 4

159 9 3
                                    

Habían pasado quince minutos y Flowey no aún regresaba. Estaba desesperado, no suelo ser apegado a él pero, necesitaba un amigo en estos momentos. No es fácil estar solo y en un lugar en el qué no puedes moverte o, siquiera ver algo. Golpeaba mi cabeza hacia atrás contra la pared una y otra vez: Estaba molesto, triste y asqueado. No podía dejar de pensar en esa experiencia tan horrorosa de hace unos momentos.

—¡Maldita sea, lo odio tanto! —golpeé mi puño contra el piso. Me dolió bastante pero, recordar lo que él me había hecho hacía el dolor menos intenso.

Me levanté del suelo y jalé mis cadenas. No me importaba quedarme sin extremidades, iba a salir de este lugar costara lo que me costara. Me negaba a pasar otro día aquí y que hiciese lo que quisiera conmigo. Mi alma se iluminaba con cada forcejeo, no sabía porqué pero, tampoco me importaba. De pronto escuché un sonido, una de las cadenas se había roto. Intenté no desconcentrarme y continuar pero, ya no podía más: mi cuerpo dejó de responder y caí al suelo. Estaba agotado, quería beber un poco de agua y descansar. Miré al frente y vi una botella con agua junto a las demás cosas que la flor había traído.

—Es cierto, Flowey dejó estas cosas antes de irse. —abrí la botella y comencé a beber.

—Ya regresé, ¿me extrañaste? —esa voz, era Flowey.

—¡¿Dónde estabas?!

—Buscaba más agua, ¿recuerdas? —la flor sacó una manguera del agujero—¡Ta-dá!

—Oh, es verdad. —tomé la manguera y le eché un vistazo—¿De dónde la sacaste?

—Estaba en la parte trasera de la casa. —contestó—Pero me tardé por culpa de un perro que quería «jugar conmigo».

Al decir eso, Flowey recordó cómo un perro lo perseguía para morderlo.

—En fin, terminemos con esto. —una vez más, la flor se desplazó por el suelo y se fue.

Pasado unos treinta segundos de espera, el agua empezó a salir.

—Eso fue rápido. —dije mientras veía el agua correr.

—Regresé, ¿está saliendo?

—Sí. —contesté.

—Que bien. —la flor dio un suspiro de alivio— ¿Traes jabón en tu mochila?

—Sí, eso creo. —estiré mi brazo y saqué el jabón.

Flowey se quedó boquiabierto al darse cuenta de que mi brazo estaba libre, no podía creer lo que veían sus ojos.

—¡¿Cómo La rompiste?!

—Oh, pues, yo... No tengo idea.

—¿Qué?

—Jalé con fuerza mis cadenas. —puse mi mano en mi pecho—Pero, esta vez fue distinto... Mi alma Brillaba.

—¿Tú alma?

—Sí, no entiendo que pasó, no estaba en batalla contra alguien. —apreté mi camisa—Sólo quería salir de aquí, sin importar qué.

—Determinación.

—¿Qué?

—Estabas determinado a salir de aquí, sin importar el dolor o lo difícil que pudiese ser. —explicó—Tu alma respondió a ese impulso y, de alguna manera, te hizo más fuerte y resistente.

—¿Cómo sabes todo eso? —pregunté sorprendido.

—Tenía un amigo con una determinación similar. —sonrío la flor mientras pasaban cálidos recuerdos por su mente.

—Imagino ya no está.

—No, por desgracia. —la sonrisa de la flor se desvaneció.

—Bueno, al menos podríamos usar lo que ya sabes para salir de aquí. —Quise ver el lado positivo de la situación.

—Tienes razón pero, primero. —Flowey tomó la manguera y la apuntó a mi cara—¡A bañarse, puerco!

Al terminar de asearme, Flowey cerró la manguera y la devolvió a su sitio. Tenía ropa de repuesto en mi mochila, no era demasiada pues, nunca pensé que estaría en una situación como esta. Aún así, no podía cambiarme: Parte de mis extremidades seguían encadenadas.

Opté por cortar mis shorts con unas tijeras y usar una toalla en su lugar. A Flowey no le gustaba la idea, le parecía que estaba desperdiciando ropa que en algún momento podría necesitar pero, no me importaba: no podía seguir usando esa ropa sabiendo que estaba repleta de semen. Incluso lavándola, los recuerdos seguirían allí. Sin pensarlo dos veces corté mi ropa y la cambié por la toalla.

—¿No le parecerá raro? —Preguntó la flor.

—¿De qué hablas?

—No creo que le parezca normal que estés tan limpio de la nada.

—No creo que le importe. —Me encogí de brazos—Para él, sólo soy su perra.

Flowey se sintió mal al escuchar eso.

—Buscaré alguna manera de salir de aquí, ¿está bien? —Me ofreció un poco de pan—Mientras tanto, come algo, debes de estar hambriento.

—Gracias. —Tomé el pan y empecé a comer. Estabapreocupado por lo que podría pasar al día siguiente pero, ya habían pasadomuchas cosas hoy, prefería no darle importancia. Al no menos por ahora.

Editado √√

Eres mio y punto (Fell!SansxTú)Tahanan ng mga kuwento. Tumuklas ngayon