CAPÍTULO 4- Satisfacción

11.8K 80 4
                                    

Estaba en una situación de confusión y coraje por lo que me había hecho Andres, quería que volviera en ese momento y me diera todo, que me hiciera suya de una vez por todas y quedar satisfechos los dos con aquel momento de placer desbordante sin preocuparnos por los lazos sanguíneos, pero no pasó. Le gritaba mientras estaba entre mis piernas, diciéndole que no parara; sin embargo solo quedó en súplicas, se quitó y me dijo: - así te vas a quedar, igual que como tú me dejaste ayer.
Me dejó sin aliento y no precisamente de placer, me dejó aún con más ganas.

Estaba tan confundida y frustrada que de tanto pensar en lo que había pasado caí rendida pero en cuanto cerré los ojos, no podía dejar de pensar en él, toda la noche soñé con Andres. Eran sueños más inapropiados de lo que habíamos vivido en estos días ¡carajo! Desperté tan mojada que tuve que cambiarme.
¿Será que él también sueña conmigo? Me preguntaba mientras me tocaba pensando en él, en sus manos viajando por mi entrepierna, su lengua saboreando mis pezones duros por él, la mirada tan perversa como dulce al mismo tiempo, ya no podía dejar que sucediera esto ¿qué le iba a decir a mi hermano?

Al día siguiente me levanté sin decirle nada, opté por ignorarlo y salí a trabajar con aquellos trajes que me encanta usar, mostrando mis piernas y dejando la imaginación de mi jefe volar. Él lanzó una risita burlona al verme que lo ignoraba, pues claro, estaba enojada.

Llegando a lo trabajo, mi jefe como siempre era un caballero, pero no podía ocultar que estaba loco por que fuera suya. Yo en ese momento solo quería terminar lo que mi sobrino querido no había acabado, así que usé lo que tenía para provocar a Alejandro, mi jefe.

Entré a su oficina y cerré la puerta, le dije:
-Tengo que hablar con usted
+Claro dime que pasa.
Me puse en una postura, recargandome en el escritorio y mostrando un poco mis senos, esos grandes y suaves atributos que a mi jefe le encantaban, pues había notado antes que le gustaba mirar mi blusa queriendo descubrir que habría bajo el brasier, imaginando su sabor.

-tenía que hablar con usted acerca de una situación un tanto personal... Necesito un aumento de sueldo- con una actitud un tanto melancólica, lo miraba y sabía que lo estaba seduciendo; tragaba saliva y me miraba pausadamente, unas veces a los ojos y otras a los pechos. Lo noté inquieto así que sabía que era hora de acercarme un poco más. Dí la vuelta al escritorio y me fui insinuando poco a poco, él estaba realmente excitado. Lo miraba de arriba abajo y podía ver su pantalón completamente abultado; me excite yo también y sabía que lo tenía en mis manos, sabía que podía hacer con él lo que me plazca y eso hice.
Me puse de rodillas y empecé a frotar mi mano en su miembro ¡ah! Estaba tan caliente y erecto que mi vagina empezó a palpitar; puse sus manos en mis senos y su pene se ponía cada vez más duro, Alejandro estaba sin habla y solo tenía una cara de placer incomparable, eso me excitaba aún más. Tenía una mano de Alejando dentro del brasier y la otra pasando de mi abdomen hasta debajo de la falda.

Mmmm, eso se sentía muy bien. Comencé a quitarle la camisa y a besarlo, realmente era muy guapo y no me era indiferente, era más joven que yo. Mientras lo besaba lo monté y él me agarraba el culo con tantas ganas que empecé a mojarme un poco más. Le desabroche el pantalón y saqué aquel pedazo de carne caliente para frotarlo con mis bragas aún puestas y húmedas, él gemía y cerraba los ojos disfrutando tanto ese momento que sabía que me lo iba a agradecer muchas veces más. Tenía tantas ganas de sentirlo dentro de mí, que me arranqué la falda y el continuó con las medias. Me penetró tan duro que grité un poco y él me tapó la boca para que nadie escuchara.

Mientras estaba montada me movía tan rico que el sudaba y gemía, nos dimos todo.
Me levantó y me puso en cuatro contra el escritorio, me dio tan duro que yo solo le suplicaba que no parara, quería más de él, quería total satisfacción. Lloraba de placer.

Me volteó y me acostó en el escritorio, callendo papeles y demás, lamió todo de mí, bebió mi jugo y me hizo tener varios orgasmos mientras entraba y salía con los dos dedos. Hice lo mismo para él, con mi lengua en su cabeza y hasta el fondo una y otra vez hasta beber su leche y quedar satisfechos los dos.

Me vestí y salí, tan extasiada que llegué a casa feliz, el único problema era que mientras estaba con Alejandro, por momentos pensaba en Andres. Llegando a casa él estaba ahí, sentado en la sala leyendo un libro; joder es tan sexi cuando lee, tan intelectual que me hace desearlo más.

Me fui a mi cuarto, ignorando a mi sobrino y encontré en mi cama algo que jamás me había pasado por la cabeza... Era un arnés, una cuerda y un dildo.... CONTINUARÁ

TODO QUEDA EN FAMILIADove le storie prendono vita. Scoprilo ora