Capítulo 7: La Profecía (Segunda Parte)

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Un silencio enloquecedor atormentaba los oídos de Sofía, al compás de un horrendo zumbido que le obligaba a sacudir con fuerza la cabeza, en un intento de escapar de aquella espantosa realidad. Las cadenas y la enorme lanza salían del cuerpo de su protector, esparciendo gotas de sangre en el aire, y la risa del criminal acompañaba los desenfrenados gritos del Arcángel.

— ¡Nadie es oponente para Lucifer! — gritó el asesino al soltar el cuerpo de Bastien.

Cayendo en picada, Sofía extendió sus brazos para agarrar a su protector, quien solo tosía sangre, mientras que dos ángeles arremetían contra Lucifer. Sus manos temblaban y sus lágrimas no dejaban de empapar aquellas mejillas enrojecidas por la ira que le ocasionaba todo ¿Cómo pudo terminar así? 

— ¡Bastien! — llamó en un fallido intento de hacerle reaccionar mientras lo atrapaba entre sus brazos— Mírame Bastien, por favor— rogó, pero el silencio de su compañero perduraba. Planeando con sus hermosas alas, llegó a la azotea de uno de los edificios más altos, el viento despeinaba sus cabellos con fuerza y al mismo tiempo desprendía varias plumas de las enormes alas de Bastien— Por favor dime algo... no me dejes así— pidió al recostarlo sobre sus piernas, poco a poco palidecía y su aura angelical desaparecía. 

—Te dije... que no te descuidaras— balbuceó un convaleciente ángel, al abrir un poco sus ojos— pero supongo que así estaba escrito.

—Perdóname, soy una tonta... si no hubiese intervenido, tu...— sus palabras fueron silenciadas al observar como la mano de Bastien luchaba por ascender hacia su rostro, llevándole a tomarla con ambas manos y posarla sobre su mejilla.

— ¿Recuerdas lo que te dije? Mi misión culminaría en cuanto Lucifer entrara en acción... sabía que moriría, estaba preparado. Esto solo es un rasguño más, no duele...

— ¡No digas eso!

—Escúchame— pidió y tosió más sangre que logró salpicar las mejillas de Sofía— Dicen... que no tengo sentimientos humanos, y conocí el de ser padre gracias a ti, soy afortunado de haberte cuidado... derrótalo y...llévanos...a la gloria...

— ¡Bastien! — gritó su protegida al observar como sus hermosos ojos platinados comenzaban a dilatarse y de su pecho el hilillo de vida comenzaba a emerger en un tono dorado. Las lágrimas de la joven caían sobre su pecho, humedeciendo lo que una vez fue su refugio para llorar— No... no me dejes... sin ti no tengo a nadie más. 

"Temblando, llevó su mano hacia aquella hermosa cadeneta de esporas, que al enroscase en su mano le llevó a sus memorias, observando como sonreía cuando la cuidaba de bebé, la acunaba contra su regazo y susurraba cosas hermosas como <<Eres mi orgullo más grande>> no había mentira en aquella mirada ni en la tonalidad de su voz.

Toda su vida pasaba en frente de sus ojos "Fui creado para protegerte" Su protector no mentía, en pocas palabras, hicieron su vida juntos, le enseño a caminar, a comer y palabras para comunicarse; su paciencia resaltaba con cada travesura que realizaba como ponerse su túnica y jugar con sus espadas; esconderle los ingredientes de cocina como brócoli y ocultarse cuando la llamaba. 

—No puedo con esto— sollozó Sofía al cerrar con fuerza los ojos para evitar ver más de lo que su protector había hecho con ella.

—Si ves esto... es porque he terminado mi misión, Sofía, sé que serás tú quien juzgue mi alma y te pido que lo hagas como si fuese un humano más— aquellas palabras lograron que la pequeña enfocara su mirada en los recuerdos, encontrándose con un Bastien sonriente, sus ojos platinados se mantenían llenos de vida y una sonrisa cálida en sus labios logró sacarle un gemido de sorpresa y dolor— El tiempo que viví a tu lado es mi mayor tesoro, te amo Sofía, eres mi mayor orgullo y sé que cumplirás tu misión. Nos veremos en el reino de los cielos, no como un ángel, pero si como un alma, siempre estaremos juntos"

El Último ArcángelWhere stories live. Discover now