No todos los que vagan están perdidos

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No todos los que vagan están perdidos

Una vez que Estel se fue, el mundo de Hermione estaba repentinamente en colores apagados.

-Ahora entiendo-le dijo a Thranduil-lo difícil que fue para ti dejarnos ir. No quiero nada más que ir a buscarlo y prohibirle que vuelva a abandonar el bosque. Al menos aquí sé que está a salvo. Pero él no sería feliz.

Thranduil la honró con una sonrisa comprensiva.

-Creo que es más difícil para ti, hija mía. Como tú y Legolas son elfos, al menos pude saber de tu bienestar general a través de mis lazos con los dos. No tienes tanta tranquilidad con Estel.

Ella suspiró.

-A menudo me pregunto quién será cuando vuelva a casa. Porque ya no es mi Estel. O no solo mi Estel.

Thranduil apoyó una mano sobre su hombro y le sirvió más vino.

-Pero él siempre pertenecerá al Bosque Verde.

(...)

Hermione extrañaba tanto los días de la infancia de Estel que cuando sintió una chispa en su espíritu una noche después de acostarse con Legolas, no se sorprendió.

Sintiendo su estado de ánimo, su esposo se dio la vuelta para poder ver su rostro, trazando su amplia sonrisa con la punta de los dedos.

-¿Qué es lo que te llena de alegría?-preguntó, con las cejas arqueadas y los labios con aire de suficiencia, insinuando que pensaba que era algo de lo que estaba haciendo.

Tenía razón, en cierto sentido.

-Te acabas de convertir en padre de nuevo-le dijo ella, observando cómo su expresión se congeló, sus ojos vidriosos y la boca abierta. Hermione se rió de él como una colegiala, su felicidad la hizo marearse.

-Después de todo este tiempo-suspiró Legolas, su mano yendo hacia su abdomen en el movimiento familiar que había estado haciendo desde la noche en que se casaron.

Hermione cerró los ojos y abrió el vínculo de su alma, guiando a Legolas hacia la pequeña chispa que ahora se estaba nutriendo dentro del espíritu de Hermione.

Legolas lloró de alegría y luego saltó de la cama para anunciar las buenas noticias, solo para regresar tímidamente unos segundos después cuando se dio cuenta de que todavía estaba desnudo.

(...)

Un año después nació su hija, los árboles cantaron su bienvenida en el momento de su primer llanto. La llamaron Laerornien. Era perfecta desde las puntas de sus pequeñas orejas puntiagudas hasta los pequeños dedos de sus pies. Tenía los hoyuelos de Legolas y los ojos oscuros y rizos de Hermione, aunque su cabello era del mismo blanco que el de Thranduil. Si Hermione pudiera ver un querubín como un elfo, Laerornien era un verdadero ángel. Legolas afirmó que sería anunciada como la más bella de todas las ellith cuando creciera.

Estel hizo una visita a casa para ver a su nueva hermana entrar al mundo y estaba allí cuando Laerornien fue ingresada en la misma guardería que había albergado a Thranduil, Legolas, Hermione y Estel a su vez. Laerornien amaba a su hermano, tanto que su primera palabra fue:-Stel.

Ella lo buscaba cada vez que lo veía, sus gorditas manos de bebé tiraban de su barba.

-Es la barba lo que amas, ¿no?-Estel le decía a menudo.-Me hace una novedad para ti.

-¡Stel!-Laerornien estuvo de acuerdo, tirando de su barba de nuevo.

-Creo que eso es suficiente por hoy-dijo Legolas, moviéndose para tomar a Laerornien en sus brazos.-Es hora de que cierta princesita tome una siesta.

ELVENQUEEN [crossover]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora