1. Capítulo

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Siempre que empiezo una nueva novela, tengo la sensación de estar empezando una nueva aventura en mi vida. Esta vez, además, como me pasó con Elise, con un poco de miedo. Miedo a decepcionar, a que no guste tanto como las anteriores. Elise ha sido una pasada. La cantidad de votos y comentarios ha sido enorme y si Breena os gusta sólo la mitad, ya me doy por satisfecha. Como os dije, habrá referencias a los personajes de las anteriores, así que tendremos a Damon, Alexia, Elise y Jared por aquí. Si alguien no se ha leido las dos anteriores novelas de la saga, le recomiendo que lo haga primero (aunque no es imprescindible). No me enrollo más, os dejo con los dos primeros capítulos. Seguiré mi costumbre, capítulos cortos, pero mínimo uno a la semana.

Este primero va dedicado a CloverPeacelove.

André avanzó por el pasillo hasta el despacho de su hermano. Pasó sin llamar. Era, aparte de Alexia, la esposa de Damon, el único vampiro de la casa que podía hacer eso.

-La tenemos-declaró en cuanto el rey vampiro alzó la cabeza hacia él interrogante.

Este suspiró aliviado.

-Gracias a Dios. ¿Dónde está?

-Encerrada. Por suerte, fueron Raquel y Esther quienes la encontraron. Si hubiera sido alguno de los hombres...

-¿Qué quieres decir?

André hizo un gesto de duda.

-Bueno, me temo que, según ellas, no está marcada, hermano.

Damon se levantó de un salto.

-¿Me estás diciendo que tenemos en nuestra casa a un hada virgen que es, además, la hija del rey de las hadas?

-Mucho me temo que sí, así es.

Damon volvió a sentarse.

-Dios, estamos metidos en un lío.

-Llama a su padre y que vengan en su busca, Damon. Está encerrada y he ordenado que ningún macho se acerque a las mazmorras pero...no sé cuánto tiempo podré mantenerlos alejados.

-Tienes mi permiso para advertirles que si alguno la toca, yo mismo me encargaré del castigo.

-De acuerdo. Será mejor que hables con su padre y luego deberíamos ir a verla y presentarla nuestros respetos.

André salió y dejó solo a Damon para que conversara con el rey de las hadas. A ninguno de ellos le caía bien. Y más después de saber que había prometido a su única hija con un demonio sólo para ganar aliados. Los demonios eran los seres más despreciados por el resto de sobrenaturales. Desde luego, a nadie más se le habría ocurrido entregar a su hija a esos repugnantes seres. Pero si el padre lo había decidido así, la chica debería haber obedecido. En lugar de eso, había escapado y se había metido en territorio vampiro. Ahora el problema era para ellos. La sangre de las hadas era siempre atrayente para los vampiros. Pero si además era virgen...André ni recordaba la cantidad de peleas que había presenciado por culpa de ellas. De hecho, introducir una, había sido una táctica para destruir comunidades enteras de vampiros cuando aún estaban en guerra. Desvirgarla y beber su sangre era todo en lo que los vampiros podían pensar delante de una de ellas.

Cuando volvió a ver a su hermano, supo que había problemas.

-Ese cabrón no va a mandar a nadie a buscarla-dijo el rey.

-¿Por qué?

-No cree que siga intacta estando entre vampiros. Y, al parecer, era condición para que el demonio con el que la prometió se casara con ella. Así que no quiere saber nada más de ella.

-Maldita mujer-masculló André-nos ha metido en un buen lío.

-Sí, porque supongo que el demonio no se va a tomar esto muy bien.

-¿Qué diablos vamos a hacer con ella?

-Quizás podríais respetar sus deseos y dejarla irse-sugirió Alexia entrando en el despacho.

Damon se acercó a ella de inmediato para besarla con suavidad.

-No es tan sencillo, querida.

-Tendría a los 20 vampiros de la casa encima de ella en cuanto pusiera un pie en el jardín. Y, aunque consiguiera salir, no llegaría lejos, desde luego, no saldría de territorio vampiro-negó André.

-Quizás alguna de las mujeres pueda acompañarla hasta dejarla a salvo. En alguna otra comunidad de hadas, por ejemplo.

-Nadie la admitirá. Si su padre la ha repudiado, nadie se atreverá a desobedecerle-aseguró Damon.

-Espera, se me está ocurriendo algo.

Damon miró inquisitivo a su hermano.

-Si se la llevamos a su prometido y la boda se celebra, el demonio informará al rey Carelle de que ningún vampiro ha tocado a su hija. Así, nosotros estaremos fuera de este lío.

-Ese plan tiene un problema, André-protestó Alex mirándole con enfado-ella no quiere casarse con un demonio. Por eso escapó. Raquel y Esther dicen que es preciosa, incluso para ser un hada. ¿Sabes lo que hará Akop con ella?¿Puedes culparla por querer evitarlo?

-Eso no es una elección que pueda hacer ella, Alex. Es la hija del rey. Debe hacer lo que su padre decida.

La reina se acercó a él.

-¿De verdad eres tan inflexible? Acabas de obligar a tu hermana a un matrimonio que no quería, pero, el menos, era un vamp. Ahora estás hablando de un demonio, André.

El chico la miró decidido.

-Hay que hacer lo que hay que hacer, Alexia. Uno debe asumir sus responsabilidades.

-Damon...-Alexia se volvió hacia su esposo esperando ayuda por su parte.

Este suspiró.

-Hay otro problema, André. ¿Quién va a llevarla hasta su prometido sin probarla?

El chico dudó un momento.

-Yo lo haré. Habrá que negociar con él. No puede ir nadie más.

Si las miradas pudiesen matar André habría caído fulminado al suelo tal y cómo le miró Alexia.

-No puedo creer que vayas a hacer esto, André.

-No podemos meternos en problemas con las hadas, Alex. Y mucho menos con los demonios.

-Si no fuera porque te conozco, André, pensaría que tienes el corazón tan frío como lo parece. Voy a ver a mi hijo. Espero que ayudéis a esa pobre chica.

Cuando Alexia salió André miró a Damon.

-Sabes que no hay otra solución, hermano.

-Lo sé, maldita sea. Pero esto me va a costar unos cuantos días de enfado con mi esposa.

-¿Estás de acuerdo, entonces?

Damon asintió.

-Llévatela, y espero que seas capaz de aguantar la tentación.

-Lo seré, no te preocupes. Damon... ¿has sabido algo de Elise?

El rey negó.

-Nada aparte de esos rumores sobre que quieren matarla. Su marido la tiene vigilada y Alexia está empeñada en ir a verla, lo que nos ha costado otra discusión.

-Si la ves...

-Lo sé, le diré que piensas en ella.

André asintió y salió del despacho para preparar el viaje. Tenía un largo camino hasta el territorio del demonio Akop. Tardarían al menos tres días en llegar. Eso si no había complicaciones. Y, probablemente, las habría.

Breena (Saga Saint-Croix 3)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora