Capítulo IV.

48 22 10
                                    

La luna sigue su lento recorrido por el cielo, siendo ya casi 2 horas desde que Sofi emprendió rumbo a su cama, la lucesita de su habitación ilumina con calidez el pasillo. Mi amigo deja escapar su cansancio por medio de opacados bostezos, señales contagiosas que llegan a mi obligándome a seguir este comportamiento, los ojos se cubren lentamente preparándose para satisfacer los deseos del cuerpo, ambos estamos conscientes del aplastante sueño sobre nosotros. La concentración nos abandona dejándonos como dos personas ebrias tratando de armar un rompecabezas, es así como mi compañero magullado por Morfeo, me mira a forma de petición, comprendo su cansancio y decidimos parar a cambio de continuar mañana desde muy temprano.

(...)

Un nuevo día se presenta ante mis ojos es imposible no sentir el sol brillar, mas no es él quien me despabila, la dueña de mi despertar de hoy es Sofi, mi pequeña se encuentra ante mi cama con un vaso de jugo, mi jugo favorito, un dulce jugo de naranja. Me siento en la cama para recibir el vaso lleno, está delicioso, lo saboreo y este me llena de optimismo, sé que hoy por fin, luego de meses, sellaremos el caso del "cazador de mariposas". Observo vagamente la hora en el pulso de mi niña, no es tan tarde pero ya es hora de levantarse, camino con mi hija rumbo a la cocina para así encontrar una grata sorpresa, mi amigo y Sofi han preparado el desayuno, es un hermoso regalo que solo consigue llenarme más de determinación. La mañana vuela alejándose de nosotros que con presura alistamos nuestra vestimenta, el día de hoy mi mariposa se viste de azul, un bello color representativo del traje deportivo del colegio de Sofi, nos percatamos de tener todo listo antes de salir; papeles del caso, llaves, maletas, ¡si!,  todo en orden, bajamos con ligereza las escaleras, escalón tras escalón hasta llegar al primer piso. Atravesamos la puerta y aquí estamos una vez más frente a nuestro edificio, esperamos por nuestro medio de transporte ya que hoy no serán los pies aquellos encargados de llevarnos, le cedemos el honor por un día a las 4 ruedas.

Tomamos un autobus que nos va a conducir al colegio de mi hija, no es tarde pero será mejor llegar temprano al trabajo. En el camino breve, mi Sofi me abraza, siento su corazón, su fragilidad una vez más acompañándome, pienso en los momentos tan tristes que mi pequeña ha tenido que vivir, la admiro, es fuerte como una gran guerrera pero fragil, delicada y hermosa como un cristal inmaculado. Me hipnotiza su bella presencia, me ayuda a calmar mi estrés, amo a mi hija, es mi tesoro y mi mundo entero, esta vida sin mi amada esposa sería un mero divagar sin Sofi tomando esta mano. Luego de unos minutos llegamos al colegio, como siempre un gran abrazo por parte de Sofi, ella no desea irse, es como si se despidiera lentamente de mi hasta que, la puerta comienza a cerrarse, mi niña me suelta, desenvuelve sus alas y con la más sutil presencia vuela para poder entrar a tiempo.

Mi compañero y yo una vez más caminamos al trabajo, hace mucho esto no era así, el paso es lento, siento la brisa de la mañana refrescando mi cuello, los aromas de panaderías cercanas invaden mi cabeza y puedo apreciar la forma en que ambos hemos caido en la trampa, nos adentramos a una panadería que desprende un aroma grato, pan, no no, galletas, los aromas danzan hacía mi. Nos sentamos en las sillas se afuera, pedimos café acompañado de mantecada, tal vez salga de la linea por un día.

Finalizado este momento, podemos apreciar la arena del tiempo escapando de nuestras manos, continuamos nuestro camino al trabajo, el día envejece sin detenerse y luego de breves minutos llegamos, aquí estamos nuevamente frente a la concurrida calle. Cruzamos, como siempre acompañados de las bocinas insonoras, no parece un día aislado de cualquier otro, pero lo que no sabe el mundo, es que hoy es el día. Con entusiasmo, nos disponemos al trabajo, como cada día papeles que se balancean tenues en el aire, palabras que juegan en un balancin. Este resulta parecer un día común, es un gran disfraz, porque sé claramente que no es así, este rompecabezas cada vez más compacto me llena de emoción. Las horas pasan, lo siento como minutos, tal vez segundos, mas realmente son horas, el perfil está casi hecho, un sospechoso fijo no es el caso, en esta ocasión tenemos un perfil profesional. Alguien de compostura Amplia, debe ser un vendedor de helados o estar asociado a ello, descubrimos entre tanto que, este es el nectar atrayente para las mariposas, suele pasearse por los colegios y es claramente un cambia formas.

Con esto en mente, comienzo a dudar del heladero al cual le compro casi diario, cumple con este perfil, me abruma pensar en ello, hoy saldré temprano del trabajo, es lo mejor para protejer a mi hija, mi pequeña no debe verse involucrada. A su vez pensando en ella, me percato que es casi la hora de educación física para Sofi, lo sé ya que no ha sido uno de sus mayores gustos, siempre se ha quejado, me ha compartido sus feas experiencias acompañadas de un profesor que solo se sienta a ver el móvil, esto me desconcierta un poco en estos momentos; mas es seguro que el heladero no atacará a estas horas.

Pasado un rato de arduo trabajo, nos disponemos a tomar un breve descanso, pueden ser 15 minutos. Antes de bajar al piso de espera a descansar, mi compañero me sugiere comer algo, es en ese momento que lo recuerdo, Sofi no llevo merienda hoy, ¿Cómo se me pudo pasar por alto?:

—''Discúlpame, me tengo que ir'' Pronuncio para mi compañero.

—''¿Por qué?, ¿Ocurre algo?'', me pregunta.

—''Sofi hoy no llevo merienda y nunca asiste sin su merienda, compraré algo, se lo llevo y vuelvo enseguida'' Digo antes de despedirme.

Salgo rumbo a cumplir mi misión, el camino suele tardar entre 20 minutos y media hora, alcanzo a llegar antes de terminada educación física, camino rápidamente, casi puedo sentir que comienzo a correr. Mientras tanto hablo por teléfono con mi compañero, el estima que con ayuda de inteligencia espacial podremos localizar el siguiente movimiento del cazador, acepto ya que la ayuda nos es necesaria en estos momentos. Luego de colgar, puedo ver que ya estoy cerca, pero mi atención se distrae con el brillo proveniente de una tienda, un bello collar de un cuarzo llama mi atención así que me detengo por un momento, será un regalo perfecto para mi niña, me recuerda a ella, es hermoso, fragil, si, será para ella.

Cuando le pago a la bella cajera, ella me dice de no tener cambio, le solicito busque rapido ya que tengo un poco de prisa, esta va a la parte trasera y mientras estoy esperando mi compañero me llama nuevamente:

—''Hola, ¿Ha pasado algo?'', Pregunto.

—''Apurate por favor, no puedo creer esto lo mas posible es que vaya al colegio Rosario Salvadora'' dice agitado.

—''¿QUÉ? Pero es el colegio de Sofi'' mi voz comienza a entrecortarse.

—''Lo sé, lo sé, por favor apurate, no estamos seguros de la hora pero recordé lo que sueles contarme de ella en educación física, apresurate'' me dice e inmediatamente le cuelgo.

Estoy cerca, muy cerca, tal vez esto es solo una exageración preventiva, no puedo esperar más, —''¡quédese con el cambio señorita!'', grito antes de salir. Corro, lo mas rapido que puedo, debo ir al colegio, preguntar donde toman la clase, me apresuro, siento mi corazón latir velozmente. Consigo llegar con el portero, pido saber en donde se encuentra la clase de Sofi, él me indica que no es lejos y como llegar, comienzo a sentir ardor recorriendo mi alma, todo esto aumenta cuando al llegar Sofi no está.

—''¿¡Señor dónde está mi hija?!'', grito al profesor que suelta el móvil.

—''Apellido señor'' dice para mi.

—''Cortés, el apellido es Cortés'' digo enojado.

—''mire señor no sé, realmente hace nada estaba aquí, tal vez se fue a juga...'' dice, mas es interrumpido por un golpe de mi parte.

Camino desesperado por los  alrededores y de golpe, un sonido empieza a acribillar mis cienes, la dulce melodía del heladero, proviene de un callejón, cruzo velozmente y mi corazón se detiene por un momento, ¡Crack! Suena el collar al caer, ante mi... estaban la mariposa más hermosa que existió, bañada en sangre, sus alas en pedazos... mi alma se rasga lentamente...

(...)

—Alo, ¿conseguiste llegar?, ¿Hola? Pregunta mi compañero

—Sofia está muerta.

Mi voz se desgarra y mi mente se transtorna mientras abrazo a mi pequeña llena de su sangre aún fresca.

Corro, mi corazón deseoso de la muerte toma ventaja sobre mi, ahí está, va como un camaleón cambiante, la musica de los helados arrulla de forma armonica el momento en que cojo una botella de cristal para acabar con el martirio de las mariposas.

You've reached the end of published parts.

⏰ Last updated: Nov 24, 2020 ⏰

Add this story to your Library to get notified about new parts!

La fragilidad de las mariposas.Where stories live. Discover now