Capítulo 47

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Despierto algo confundida, mi cuerpo se sentía pesado y mi cabeza dolía.
El olor a jabón líquido llegó a mi de las sabanas azules me cubrían. Toco mi nariz y el dolor me atravesó.
Me siento en la cama observando en silencio.
Sobre la mesa de noche encuentro una foto vieja donde está Luna, Thomas y yo.

—Hola. — Cruz entra a la habitación con el desayuno. —¿Cómo te sientes?—Pregunta.

—Como si un maldito Ángel me hubiera dado una golpiza— Digo. Me doy cuenta que no traía la ropa de la noche anterior. Traía una remera azul de Cruz que olía a él, increíblemente bien.

—Tu lo has dejado peor. —Toma asiento en la cama y me tiende la bandeja con café, tostadas y fruta picada.

—¿Qué pasó?— Pregunto y me apresuro a tomar un sorbo de la taza humeante. —¿Tu me cambiaste de ropa?— Pregunté.
 
—Si, lo que traías estaba sucio y asi estarías mas cómoda. —Me sonríe pícaro. —No estoy seguro como es que aquello pasó desapercibido y sobre todo no se como has hecho para romperle la cara a un Ángel, pero si vamos a una guerra te necesito de aliada. — Aquello me hace reír.
—Supongo que te subestimamos, no eres tan inofensiva después de todo. —Sonrió.

—¿Qué se hizo el maldito? ¿Qué pasó después de desmayarme?—

—Pelee con el idiota hasta que las personas comenzaron a salir de la casa asi que le rompí la cara y te traje aquí para que descanses bien— Da un mordisco a la tostadas.

—Que bueno que John esta trabajando — Digo con alivio.

—La semana próxima es el baile de invierno, lo hacen para recaudar fondos y comprar los nuevos equipos deportivos tal... tal vez podríamos ir juntos.

—No lo sé, creo que voy a atrincherarme en mi casa esperando que otra de esas cosas me encuentre.

—No por miedo a morir, vas a dejar de vivir. — Él tenía tanta razón. —Además... también es tu cumpleaños —

—Estoy un poco asustada por el hecho de que si todo esta mierda es real y el llamado ocurre... me puedo convertir en un maldito demonio o peor en un Ángel.— Suspiro.

—Los Ángeles no somos tan malos.

—Tu no lo eres... ellos apestan— Digo enojada.

Una semana después estoy bajando del coche de Cruz, era el baile de invierno y solo esperaba que no termine como en las series de Netflix dónde algo malo pasa siempre.

—Luces... luces perfecta. — Caminamos por la entrada del gimnasio. Cruz luce increíble de esmoquin negro, es demasiado guapo.
Traigo un vestido rosa, sencillo y hermoso.
—El cielo se pondrá celoso de tu belleza— Se inclina un poco y me besa.
Se separa de mi, me mira a los ojos  sonríe y entramos.
La música esta fuerte y ni siquiera se ve como el gimnasio, luce como si estaríamos en la película Frozen. Hay muchas lucecitas de colores por todas partes y en un rincón una máquina tira burbujas.
Parece un cuento de hadas, apenas llegamos cruzo mirada con Samanta, ella solo me ignora y vuelve a bailar con sus amigos.
Había estado demasiado tranquila últimamente y eso me daba miedo.
Tal vez había pensado en una manera macabra de cobrarme el estar con su ex novio.
No salimos realmente pero si estábamos juntos o más o menos.
Cruz era increíble, amable, divertido y sobre todo sincero.
Estaba casi todo el día en mi casa y no sabía hasta ahora cuanto me gustaba su compañía.
Pasaba las noches a mi lado aunque nunca pasó nada más que un par de besos pero no sabía hasta cuando íbamos a estar asi de bien.
El oscurus volvió pero logré deshacerme de él o eso creí.

—¿Quieres bailar?— Pregunta Cruz sin dejar de sonreir. Asiento y me dejo guiar hasta en medio de la pista.
—¿Qué sucede?— Pregunta al verme mirar hacia todos lados.

𝔄𝔤𝔲𝔞 𝔭𝔞𝔯𝔞 𝔇𝔢𝔪𝔬𝔫𝔦𝔬𝔰 Donde viven las historias. Descúbrelo ahora