Capítulo 5: La decisión de la Luna.

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El interior del Árbol del Culto de Molivea contuvo el aliento en cuanto la joven de suéter amarillo puso una pezuña sobre la hierba que ahora se tornaba gris por los tenues rayos plateados de la luna.

Los Portadores la observaban con paciencia, mientras que el ser de largas y puntiagudas orejas había decidido que aquello no era lo suficientemente interesante para él, por lo que se había puesto a mirar hacia otro lado, dando la sensación de que estaba completamente convencido de que se trataba de un error.

La luz plateada bañó a Nadayrian de Tora por completo, y ésta alzó la cabeza para mirar directamente a la anciana, quien la observaba con una mirada maternal y protectora. Parecía ser la única que podría apiadarse de ella en el caso de ser un mísero error.

-Soy Nadayrian de Tora.-empezó a hablar la joven fauno, aún con la piedra contra el pecho.-Vivo en la comarca de Rhideron con mi madre.-echó una ojeada hacia la fauno de pelaje oscuro que se abrazaba a Krunt en busca de apoyo emocional, o quizá incluso para sujetarse bien ante un posible fallo de sus rodillas.-Mi madre se dedica al diseño y la costura de prendas para los faunos de la región, y gracias a su trabajo hemos logrado sobrevivir.-carraspeó.-No somos una familia de grandes lujos, ni siquiera somos una familia, pero siempre nos hemos tenido la una a la otra.

Un suspiro exasperado salió entonces tras la máscara de tela del joven de ojos grises, quien parecía aburrirse de toda aquella charla.

Nadayrian tragó saliva.

-Esta mañana he ido a recoger manzanas, como hago cada semana.-siguió narrando.-Y ha sido entonces cuando he visto brillar una piedra rojiza en la orilla del arroyo que pasa por debajo de mi casa.-inspiró con fuerza.-La cogí porque creí que podría tener algún valor en el mercado.

Fue entonces cuando la joven fauno retiró lentamente la mano de su pecho, abriendo el puño con vacilación y cuidado, sintiendo el calor que emanaba de la piedra cada vez más intenso.

En cuanto abrió por completo la mano, la piedra rojiza pareció brillar con más fuerza al bañarse bajo los rayos de la luna antes de comenzar a levitar sin motivo aparente a varios centímetros de la piel de la fauno, quien miraba la piedra como quien mira al sol por primera vez en años.

La anciana Po chasqueó los dedos, apareciendo de inmediato frente a ella, observando la piedra con una sonrisa de labios juntos. Nadayrian reconoció una cortina de lágrimas en los ojos de la fauno que la miraba más allá del resplandor rojizo de la piedra.

El objeto volvió a la mano de Nadayrian al mismo tiempo que la Anciana Po le cerraba la mano alrededor de éste y la sostenía.

El tacto de aquella fauno resultaba áspero, como quien acaricia el rugoso tronco de un árbol.

La anciana suspiró antes de darse la vuelta, dándole la espalda al fauno de cuernos pequeños y encarándose con el resto de Portadores y con la región entera.

-Nadayrian de Tora, natural de la región de Molivea.-comenzó con una voz que parecía ahogada por la emoción, tal era el nivel de incertidumbre que corría por sus venas.-Ha sido seleccionada por la Luna para encontrar el Ópalo de Fuego.-se giró hacia la muchacha.-Tenemos ante nosotros a la nueva Portadora de la Hermana Yenia.

La tensión se mascó en el interior del gran Árbol del Culto, y es que Nadayrian comenzó a sentirse sumamente pequeña ante los cientos de pares de ojos que se fijaban entonces en ella. Hasta ahora había sido invisible, pero tras la sentencia de la Anciana Po, era imposible no mirarla.

La joven agachó la mirada hacia su mano, allí donde guardaba la piedra que seguía brillando, siendo consciente por vez primera de que realmente sostenía entre sus dedos el Ópalo de Fuego, un elemento buscado durante miles de años y de gran poder.

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⏰ Last updated: Mar 15, 2020 ⏰

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Nadayrian de ToraWhere stories live. Discover now