"Inocencia" [Larry]

15

Bella le había contado a Harry la historia. Entre lágrimas y desesperación.

Y todo cerraba, el comportamiento de Louis, la sobreprotección de su mamá. Las inseguridades de los dos, el miedo que no expresaban pero si reflejaban.

—Voy a encontrarlo.—dijo firme, golpeando furioso la mesada de la cocina, sus manos dolieron por el impacto pero no más que su pecho. El quería a Louis en sus brazos ahora, quería verlo a salvo.—Y voy a matar a esa mierda.— murmuró entre dientes.

Se había odiado el momento que Louis no estaba a su lado, no lo había cuidado, no supo protegerlo. Y estaba tan decepcionado de el mismo. Porque ese niño, en tan poco tiempo, se había convertido en lo esencial, en lo mejor de su vida.

Y no era justo que se lo arrebaten de sus brazos, que lo saquen de su vida.

—Iré contigo.—dijo Bella secando sus lágrimas con sus manos, resfregando sus ojos con fuerza. —Tu no serás el que se manche con sangre las manos, ese hijo de puta no lo vale.—

Se habían subido al auto, y Harry manejaba sin rumbo porque no sabía dónde buscar, sólo vagaban por la carretera, bajandose en callejones, en plazas. Nada.

Era un acertijo sin resolver, un laberinto sin salida y cada vez que pensaban donde podía estar se encontraban con paredes o caminos largos y vacíos.

¿Donde estaba Louis?

La desesperación estaba inundando sus cuerpos.

—Iremos a la policía, seremos más personas buscándolo.— susurró apretando la mano de Bella en apoyo, su voz estaba rota y sus ojos rojos, estuvieron toda la noche, estaba amaneciendo.

Louis no aparecía. 

...

Sus muñecas dolían y ardían, estaban rojas de tanto tratar de safarse del las esposas que lo tenían atrapado. Estaba atado en un caño de un sótano que olía a humedad. Sus ojos estaban aguados y su nariz roja.

—Oh pequeño Louis, mira lo mucho que has crecido.— escucho una voz, esa que había olvidado, pero ahora quemaba su cabeza y su derretia su corazón pero de una forma mal.— Cada vez más grande y cada vez más marica, mírate toda una muñequita.

Estaba aterrado y sus ojitos estaban cerrados con fuerza como si eso lograra que desapareciera. Estaba conteniendo las lágrimas y mordiendo su lengua para no largar el llanto.

—No entiendo porque no te atrapé antes.— se mofó riendo asquerosamente —Pero me traerás tanto dinero pequeña mierda, y encima esa cosa que tienes como madre sufrirá el doble— agarró con fuerza la barbilla del pequeño que temblaba en el suelo.

Sus ojos se abrieron de sopresa y observó el hombre que había golpeado a su madre y maltratado a el mismo. ¿Como podía haber olvidado?

Cada escena de su vida caía en pica en su cabeza, algunas borrosas y otras muy difícil de olvidar.

—Eres tan débil, tan niñita.— dijo con repugnancia.—te golpearia pero no puedo dañar la mercancía.

¿Mercancía?

—¿Papá? Puedes dañarme todo lo que quieras pero no quiero que toque nunca más a mi mami, por favor.— dijo bajito dejando de luchar contra sus muñecas atrapadas. —Mami merece amor siempre.

El hombre rodeó sus ojos suspirando con pesar mientras se alejaba subiendo las escaleras. —Esa puta que tienes de madre no me interesa.— escupió cerrando la puerta del sótano dejándolo en oscuras.

¿Que es lo que su papá le iba a ser? Relamio sus labios cerro nuevamente sus cansados ojitos y se acurruco contra la pared buscando calor. Deseaba tanto haber tenido otro padre, uno más bueno al menos.

...

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