Vigésimo quinta nota

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Hace un mes que no te veía, llegas al café riéndote y gritando.

"¡Ey, ¿cómo estás, desconocida?!" me da gracia el término

"Bien, y ¿usted, Nadie?" sigues riéndo cuando vuelves a hablar.

"¿Nadie? Auch, duele" tocas tu corazón y te desparrmas sobre la silla frente a mí.

Pides lo de siempre, te ves radiante y feliz.

"El trabajo me agota, por suerte ya volví a casa" me dices. 

"Te diría que es cierto, pero la verdad es que no trabajo... aún"

Te vuelves a reír y yo me río contigo. 

Pienso en lo fácil que es ser feliz a tu lado. 

Tus gestos se endurecen de pronto y te quedas mirando un punto fijo.

Me doy vuelta sobre el asiento para verla parada metros detrás de mí.

Su mirada gélida nos atraviesa a ambos, cortándonos, separándonos.

"No, no, ¡Matilda!", gritas su nombre con desesperación. 

Te levantas de la silla y corres tras de ella.

La mesera llega con el pedido y sólo levanto los hombros, sin saber qué decir.

 «Siento que quiero llorar, las lágrimas se amontonan en mis ojos, pero no lo haré.

Matilda, maldita suertuda. 

Te sientes celosa de mí, yo he estado celosa de ti desde hace tanto.

Matilda, maldita suertuda.»

Dudo en conservar aquella nota, no quiero recordar nada de ella.  

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Hola hermosuritas del señor, quería saber qué les está pareciendo la novela, seguramente algunos de ustedes se den una idea de quién es él por el nombre de ella. Aunque espero que no jajajaja, él es algo así como mi secreto, aunque no tan secreto aquí.

Quiero decirles que no planeaba hacer una secuela tan larga, pero es lo que va saliendo en el momento.

Los quiero hasta el infinito,

Cher.

Notas y cookies »Secuela de Cartas a NadieWhere stories live. Discover now