03. - Lágrimas de Sangre.

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Era una noche gris oscura rallada por lágrimas de sangre ya que el sol iba desapareciendo poco a poco misteriosamente como si su mirada inquietase o dejase un rayo de miedo allá por donde pasaba. Una niebla negra y esponjosa volaba como vuela un murciélago de cueva en cueva, dejando un sonido sordo y rastro invisible entretanto. La Luna pálida y fría se escondía temerosa tras esta cortina de humo, como se tapa un niño la cara cuando se despierta a medianoche porque acaba de tener una pesadilla o porque un ruido seco le ha despertado y teme a que el monstruo que se esconde bajo su cama vaya a asustarle de un momento a otro, ocultado tras la densa oscuridad de la habitación. Un viento escalofriante corría por las calles del pueblo y de tanto en tanto le acompañaba un agudo silbido. Aquello era lo único se oía junto al silencio.

Cuenta la leyenda que esos silbidos eran los quejidos de los fantasmas que corrían por la calles, que los hilos de sangre en el cielo era la sangre que goteaba de un vampiro después de un ataque de ansiedad, que convertido en murciélago, esparcía el color rojo por la negrura del sólido cielo. Cuentan que las nubes negras, era en realidad algodones de humo que salía de la pócimas venenosas que mezclaba una bruja. Un bruja de piel verde, nariz arqueada con verrua, y pelo semejante al esparto, que daba vueltas a la mezcla de azufre, ojos de cadáver, sangre de gato, bigotes de hombres lobo, escamas de dragón, patas de araña y una pizca sal, mirandola despierta con las venas de los ojos hinchadas y la boca abierta, de la que se asomaban dientes negros, amarillos y torcidos, y de la que se emetía una risa puntiaguda, entrecortada y escalofriante, propias de una pesadilla. 

Cuenta la leyenda que era la única noche de Luna llena en la que los lobos no salían a aullar porque era la noche de alcanzar sus presas, resquebrajar los cristales de las ventanas, rugir con los ojos abiertos, ojos transparentes y azules claro, y degollar los cuellos de niños asustados sus ensagrentando sus dientes afilados como los filos de las navajas, arañando y mordiendo agresivamente, plantando sus patas, clavando sus garras para impedir que su presa se escape. 

Y esto es solo una leyenda, porque la ciudad está desierta y nadie ha vivido para contarlo. Son solo las pistas que nos han dejado los fantasmas que corren por calles y los niños, del cual su espíritu se ha convertido en murciélagos, porque su muerte había sido tan violenta. 

Escrito por: Blue Butterfly.

Written HallowenDonde viven las historias. Descúbrelo ahora