Capítulo 2

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— Cuídate, Rach. Llámame cuando llegues ¿si? — los brazos delgados de mi madre me sostienen con fuerza y cariño.

— Sí, mami. Lo haré. No te preocupes.

— Lo digo en serio. Luego se te olvida llamarme o enviarme un mensaje y me quedo preocupada — reprendió. Lo acepto, a veces soy olvidadiza y eso ha generado preocupaciones a mi madre.

— Bien, esta vez no será así — ajusté la correa de mi mochila y sosteniendo mi pequeña maleta con la mano derecha decido marcharme de casa.

El cumpleaños de mamá fue genial, la pequeña familia se reunió y compartimos memorias.

Pero el fin de semana acaba.

Es hora de volver.







•••••






—Gracias, buena noche.— despedí al taxista al bajar del vehículo y bajar mi pequeño equipaje.

El auto plateado que todos los domingos estaba estacionado frente al edificio ya no está y debo resignarme a no verlo más ahí. Era el auto de Ian que me indicaba que estaba esperando en casa mi llegada, ahora todo cambió.

Sacudo levemente mi cabeza para dispersar ese tipo de pensamientos, ya debo superarlo, Por Dios.

Terminamos y ya.

Bueno, él terminó conmigo.

Ya Nada puedo hacer, sólo aceptar su decisión.

El edificio de color rojo y de unos siete pisos me da la bienvenida, alzo la mirada y me percato de que mi departamento tiene las luces encendidas.  No es el único pero al menos es el que me interesa. Parece que Danielle está en casa.

Vivo en el piso cinco con Danielle, una compañera de la universidad, compartimos departamento (para dividirnos la renta y compartir gastos) y lo mejor de eso es que en nuestro piso se puede apreciar parte de la ciudad a través de la ventana y eso me gusta, lo que no, es la parte de subir.

Recuerdo la advertencia de mamá y rápidamente le envío un mensaje para decirle que ya llegué con bien a casa y que no se preocupe.

Entro con pesadez al edificio y resoplo al darme cuenta que el elevador no sirve... otra vez.

Bajo la mirada hacia mi pequeña maleta, y no importa que sea pequeña, sé que me va a costar subir. No hay de otra y no puedo molestar a Danielle , ella tiene dos trabajos de medio tiempo y debería descansar.

Opto por subir de una vez, así que tomo la maleta y la mochila y comienzo a subir poco a poco las escaleras.

Uffff, pesado.

Esto pasa por no hacer ejercicio.

Y no tener condición.

Al estar en el segundo piso el ruido de una puerta abriéndose es captado por mis oídos. Giro para encontrarme con un chico que no había visto jamás por el edificio.

Trae puesto lo que parece ser su pijama,  digo, sólo consta de unos pantalones sueltos y una camisa ajustada.

Frunzo las cejas confundida.

—Hola.— saluda el chico castaño con una sonrisa en la cara recargándose en el marco de la puerta.

—¿Hola? — respondo con voz aguda  y al darme cuenta que sonó tonto carraspeo—Quiero decir, Hola. — No sé quién es este chico así que decido sacarme la duda — ¿Eres nuevo en el edificio? Lo digo porque no te había visto antes...

Heridas que se desvanecen Where stories live. Discover now