- Entonces ¿dices que viste la explosión?
- Así es su majestad- el muchacho estaba de rodillas ante el rey y el consejo en la sala de reuniones, tenía el cabello negro de carbón y la ropa impregnada de olor a humo- yo trabaje en la mina en el turno de la tarde, mi padre salió primero a trabajar, y yo mas tarde, cuando lo vi todo... si hubiera llegado unos minutos antes...
- entiendo tu dolor, pero dime ¿que fue exactamente lo que ocurrió?
- Hace unos días uno de los mineros descubrió una pequeña veta de oro, en seguida avisamos al capataz y este ordeno que no la desprendiéramos sino que continuemos escavando para ver si la veta era mayor. Efectivamente era de un tamaño considerable y ante el tacto... estaba caliente.
- ¿caliente?
- si, así es señor, todos nos sorprendimos pero el capataz dijo que lo ignoremos y continuáramos con la excavación, el capataz... siempre estaba apresurado, el día anterior a la explosión el tamaño de la mena desenterrada de oro había alcanzado ya el doble de altura de una persona, y como iba a ser muy difícil sacarla entera íbamos a tener que fraccionarla, yo cumplí mi turno y me fui.
- entiendo, pero entonces ¿qué fue lo que produjo la explosión? ¿Qué fue lo que viste muchacho?
- Señor yo...no se había mucho humo negro, la explosión, yo... no sé lo que vi...
- A nosotros su majestad,-dijo Sir Martin interfiriendo con el relato del obrero- nos ha descrito una bestia alada de color rojo
Con cara de asombro el rey miro a Sir Martin y volvió a mirar al obrero el cual al cruzarse con la mirada del rey agacho aun más la cabeza.
- Lo siento señor no quiero ser tomado como un loco, pero es lo que vi.
- ¿Me están diciendo que una bestia alada de color rojo ataco nuestra mina de oro?
- Un dragón mi señor- lo dijo sir Grey entrando ruidosamente por la puerta, vestía su armadura de caballero de color plata ennegrecida y con restos de carbón en la cara- un dragón rojo.
- Sir Grey, ¿qué hace aquí?
- He venido a dar también mi testimonio a su majestad- agachándose al igual que el obrero, se quedo de rodillas. He estado en las cercanías de la mina y he visto como la montaña se partía y se abría desde adentro como su fuese un volcán de fuego, y de ese fuego emano esa bestia, un dragón, un animal descomunal que tiene cuerpo de lagarto alas de escamas y que escupe fuego por las fauces.- mientras hablaba sus ojos se perdían en el vacío, como recordando el horror- Esa cosa emanaba violencia por todo su ser, parecía enfurecido. Y he visto como destruyo todo y a todos los que estaban en la mina sin piedad alguna sin poder hacer nada-apretaba sus puños- esa bestia se dirigió luego al norte, hacia los límites de nuestro reino.
- Que hay mas allá de la montaña roja?-dijo mirando al padre Smoots
El padre Smoots se apresuro a buscar un rollo de pergamino en la biblioteca que estaba a sus espaldas, corrió los papeles del escritorio y desenrolló un mapa del Reino de Clover...
Acá va una imagen del reino que no hice aun :P
...más al norte está el Reino de las montañas, ese territorio pertenece a los enanos, y al este está el bosque prohibido, pero al oeste hay llanuras de nuestro territorio.
- Su mapa no lo dirá, pero allí hay poblados muy pequeños de campesinos, trate de advertirles pero son muy cerrados, no hacen caso a las personas extrañas, así que vine a toda velocidad a avisarle lo que vi.
El rey se quedo pensativo, nunca había creído en las historias de dragones, creía que eran animales un poco más grande de lo normal y que las historias contadas boca a boca se habían encargado de "mejorar", creía firmemente en la palabra de Sir Grey, era su caballero preferido por el honor y orgullo que portaba, le recordaba a él mismo en su juventud, ciertamente si él no venia no le creería a la persona que trajo sir Martin.
- Muchas gracias minero, su apremio por venir a comunicarnos esto será bien recompensado- miro a Sir Gustav que asintió con la cabeza y metiendo su mano en los bolsillos saco una pequeña bolsa de monedas y se la dio al obrero- ahora si nos disculpa trabajaremos para solucionar esto.
- Gra... gracias su majestad ¡Es un honor servirle!- sin atreverse a levantar la cabeza se retiro de la sala.
Bueno hay que trazar un mapa de acción inmediato, así que les recomiendo que se pongan cómodos, ¡muchacho, ven aquí!-refiriéndose a uno de los sirvientes.
Todos los miembros del consejo se disponían a sentarse, Sir Gustav y Sir Jones miraron al caballero Grey con desprecio y este sintió que era su momento de irse, ya que este tipo de reuniones eran del consejo y él no pertenecía.
- ¿Si señor?
- Tráiganos algo para beber, no nos iremos de aquí hasta que pensemos una forma de derrotar ese dragón.
- ¡Si su majestad! - El joven mozo se apresuro hacia la cocina.-
- Con su permiso majestad, me retiro-dijo Sir Grey Lince-
- Ah muchacho... y trae una silla a Sir Grey. Eres el único que ha visto al dragón, todos los detalles que nos puedas proporcionar serán útiles.
- Co... como desee su majestad.
