Capítulo Siete

30.9K 2.2K 408
                                    

Ese chico lo había estado observando todo el día

Oops! This image does not follow our content guidelines. To continue publishing, please remove it or upload a different image.

Ese chico lo había estado observando todo el día. Desde que salió de su departamento, después en la universidad, y por último, en la cafetería. Se encontraba sumamente enojado porque vio a su querido novio estar muy apegado con otra persona ¿lo reemplazó? ¿¡a él!? ¡su amigo de la infancia! ¡su compañero que siempre lo ha acompañado en las buenas y en las malas! ¡la única persona que ama!

— ¿Por qué...? ¿por qué Olivier? ¿¡Por qué!?

Un olor llegó a las fosas nasales del chico, uno extraño y desagradable, como a caucho o plástico quemado, sí de inmediato supo lo que era.

— ¡D-deja-me...I-Ia-n...! —grito entrecortado por culpa de la palma—.

El azabache apretó más su cuello provocando que Olivier soltara un gemido de dolor.

— ¡Me estas engañando! ¡te vi con otro hombre!

El chico intentó marcar con su móvil, sin embargo, ese maniático se lo quito.

— ¿¡Lo estás llamando?! ¡a ese bastardo!

El de ojos jade se removió pero cada intento provocaba que su cuello sufriera.

— ¿Por qué...? si yo te amo tanto, amor...

Aquellos repentinos cambios de humor se debían a lo que había consumido su ex, sí no había duda que era por eso, esa cosa maldita y adictiva, droga, la causante de que Olivier rompiera con Ian.

Mordió la mano y escapó.

— ¡Olivier! ¡soy mejor que ese anciano! ¡ven aquí, mierda!

El nombrado corrió, no le importo su celular en lo absoluto, porque solo quería escapar de ese drogadicto. Aceleró sus pasos al ver que aquel lo seguía.

— ¡Maldita mierda! ¡ven aquí!

Al llegar al edificio de inmediato cerró la puerta, subió las escaleras de dos peldaños y al llegar a su piso, observo detrás con el fin de ver si Ian continuaba detrás de él.

— ¡Ahhh!

Aquel grito fue de susto, pero al final no fue nada porque choco con alguien.

— ¿Olivier?

El joven lo miró espantado y de inmediato tembló al recordar el motivo por el que huía. Con sus manos temblorosas buscó sus llaves, abrió su casa y cogió el brazo ajeno para obligarlo a entrar al lugar.

Ni siquiera le importo porque Paín se encontraba aquí, no, solo quería tener a alguien que le hiciera compañía para tranquilizarlo de lo sucedido.

— ¿¡Te encuentras bien!? ¿¡te sucedió algo!? ¡oh por dios! ¡Olivier contesta!

El joven no respondió, solo se lanzó donde él y lo abrazo.

Sugar DaddyWhere stories live. Discover now