Capítulo Nueve

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Aquellas delicadas extremidades sobaron la punta del su zona carnosa, mientras que su boca le propinaba un beso como nunca antes

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Aquellas delicadas extremidades sobaron la punta del su zona carnosa, mientras que su boca le propinaba un beso como nunca antes. Paín al sentir aquella mano apretar su intimidad soltó un gemido en los labios del menor, mordió uno de esos carnosas y rosados labio y comenzó a frotar su pedazo con la mano ajena.

— Ngh~

Olivier soltó la intimidad del castaña y se removió para dar fin al beso, cada vez se fue descendiendo sus labios por el cuerpo de Paín con el fin de llegar a su entrepierna, y cuando llegó, oh ese muchacho abrió su boca e introdujo el miembro.

— ¿Q-qué estás... ha-haciendo?

Se sentía raro la sensación, pero, es solamente placentera. Apoyó sus manos en la cabeza del joven y lo ayudó con los movimientos que daba. Gruñó al sentir como esos dientes le daban un mordisco suave y tiraban la piel de su erección.

«En verdad es grande... ¿cómo está cosa logró meterse en mí?» pensó al joven a ver mejor el miembro, beso la punta y chupo los dos pedazos redondos. Cerró sus ojos cuando aquel líquido se escapó del orificio de hombre, sí su rostro quedó completamente manchado.

— Maldito...

Paín soltó un par de risas, sujeto las costillas al menor y lo obligó a quedar a su misma altura.

— No pude aguantarme —se disculpó limpiando su cara—.

El joven arrugó su nariz, tomó aquella mano y lamió el semen. Bueno sabía que esto le va perjudicar más adelante, sin embargo, el momento es excitante. Abrió boca y sacó su lengua extendiendo el líquido. Paín por el contrario, lo quedó observando por unos segundos, y bueno, no le quedó de otra seguir el juego.

Aquel pedazo carnoso tocaba su entrada, cada vez más palpitante y caliente. Estiró su brazo y volvió a sujetar aquella parte excitada y deseosa de entrar, no obstante, las manos del mayor lo detuvieron.

— Aún no...

El cuerpo de Paín bajo, aquel rostro se acercó a la entrepierna del chico, agarro sus piernas y las levantó, y por último, introdujo su viscosa lengua en la entrada.

— Ugh~!

¡Menos mal que se limpió porque aparentemente se esperaba algo como esto!

Cubrió sus labios con sus palmas. Sentía como aquellas huellas se enterraban en su piel además de esa húmeda extremidad que lubricaba su trasero. Sus piernas temblaban como nunca antes y se acalambraron por la sabrosa sensación.

— Debí haber hecho esto de un principio ¿no crees, Olivier?

Si debió hacerlo, es muy exquisito, y mucho más cuando sentía un nuevo placer. Aquella entrada se abría y cerraba, si pedía ese enorme y vigoroso miembro que se metiera.

White sonrió y beso aquel lugar. Se puso de rodillas, lamió su índice y lo deslizó en la cabeza de su parte. Se agacho, tomo los muslos y condujo su intimidad al lugar.

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