Capítulo 1 - 6

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Me parece que he cometido una equivocación.

 Alexia, sentada en el suelo, se sentía enormemente desorientada. ¿Qué le había pasado? No era propio de ella dejarse llevar de semejante forma, y menos en el tema del sexo, del que tenía más recuerdos terribles que agradables. Pero no había podido evitarlo, simplemente, no había podido; fue algo que surgió de pronto, un impulso arrebatador, absolutamente indomable, que resultó ser superior a ella. ¿Qué podía decir en su defensa? Nada, absolutamente nada. Había algo en aquel hombre, en sus ojos, en su sonrisa, que la habían vuelto literalmente loca, y ahora debía asumir las consecuencias. Todas.

Hacer el amor con Djeeron había sido un auténtico descubrimiento. Jamás había experimentado lo mismo, con ningún otro hombre, ni siquiera con Martín, y, de los otros, con los que no había ni podido elegir, prefería no acordarse siquiera. Con Martín disfrutaba, el sexo era agradable, pero no así. Nada que ver con aquella embriagadora excitación, con aquella convulsión de los sentidos, con aquel arrebato de placer puro y salvaje en el que había creído poder perderse para siempre. Las manos de Djeeron la habían quemado, en sus labios, había ardido, y su cuerpo la había arrastrado a una cima a la que jamás antes había soñado llegar, puesto que no sabía que existía.

Sin darse cuenta de su cambio de humor, Djeeron terminó de colocarse la capa. La brisa nocturna no dejaba de jugar con las plumas de su sombrero. Sus ropas, de buen corte y telas caras, le habían indicado desde un principio que se trataba de alguien importante, adinerado. También era atractivo: alto, de hombros anchos y caderas estrechas, con un rostro de rasgos firmes, que indicaban una fuerte voluntad.

En esos momentos, sus ojos, de un oscuro azul metálico, tenían una expresión salvaje, muy parecida a la de los piratas que habitaban el noroeste de Khisariia, en el Mar de Islas. Alexia sabía que sólo la muerte conseguía borrar de ellos aquel increíble aire de libertad. Le sorprendió verla en alguien que vestía de forma tan civilizada. Una equivocación terrible.

—Bien— dijo él, con un tono bajo y profundo, y añadió, intentando bromear—. Ha estado francamente bien, pelirroja, tengo que admitirlo, pese a la... evidente incomodidad del sitio.

Alexia agitó la cabeza, tratando de ordenar sus ideas. ¿Qué espantosa opinión se había formado aquel hombre de ella? La única que podía sacar, por supuesto. ¿Y desde cuándo eso era importante? La Alexia educada para ser una dama respetable había permanecido mucho tiempo dormida, pero se había despertado bruscamente, y se miraba a sí misma con horror, sentada en el suelo de aquella calleja, con las faldas arrugadas, el corpiño abierto, el pelo hecho un auténtico desastre y toda su piel impregnada del olor de aquel hombre.

Creí que estabas muerta, creí que estabas muerta, le dijo la Alexia superviviente, la que incluso hubiera podido vivir de su cuerpo sin lamentarse. No lo había hecho, pero era porque siempre había habido otra salida, otra oportunidad, otro medio de seguir adelante. De no haber existido, no hubiera tenido el menor reparo en hacerlo.

La Alexia dama hubiera podido ser amada por Djeeron; a la Alexia superviviente, ni siquiera podría respetarla. Usarla, sí, gozarla como lo había hecho en ese callejón, contra esa pared, sin importarle quién era realmente o las consecuencias de sus actos. Pagaría por ello y no le concedería ni un solo pensamiento más. Podía decirle que estaba en Los Sueños de Talmira, y esperar que fuera a visitarla, y aceptarle como único cliente, pero algo le dijo que no podría soportar una relación semejante. Con él, no. Se moriría poco a poco. Sintió ganas de echarse a llorar, pero consiguió dominarse. No quería provocar su risa, ni su piedad, y estaba claro que de alguien de su condición, no conseguiría ninguna otra cosa.

—Yo… Tengo que irme —susurró. Djeeron la miró sorprendido.

—¿Ahora? Ni lo sueñes, pelirroja, todavía no. —El corazón de Alexia empezó a latir con fuerza, pero se paralizó al seguir escuchándole—. ¿Cuánto me cobrarás por toda la noche?

EL LAZO DE PODERDonde viven las historias. Descúbrelo ahora