Beam Beam.

Stalker.

Después de la nota no hubieron mayores incidentes. Era como sí su acosador hubiese decidido desparecer o tomar unas vacaciones y Beam rezaba porque fuese lo primero, sin embargo Forth estaba demasiado alerta todo el tiempo; Iba por él al trabajo y lo llevaba, había puesto alarmas en la puerta principal de su casa y algunas cámaras.

Se llevó la mano al vientre por inercia, Guideon y Jamie tenían razón; Él anhelaba volver a embarazarse, lo quería. Lo necesitaba pero eso parecía como un tema tabú entre Forth y su persona.

Eran las siete de la mañana, ese día no iría a trabajar porque lo tenía libre. Se levantó para ir al baño y cuando terminó se paró en el marco de la puerta para observa la espalda morena y tonificada de Forth. Se mordió el labio y sonrió, caminó hasta la cama y se montó en está a gatas. Dejó un beso sobre la mitad de Forth, esté y apenas se movió en un espasmo a causa del toque, por lo que repitió aquel proceso dejando besos por todo su espina dorsal, sintiendo como su propio cuerpo se iba calentando, y en menos de cinco segundos estaba debajo del enorme cuerpo de su esposo.

Forth era atractivo a cualquier hora del día, eso debía admitirlo, pero cuando se acababa de levantar era otra historia. Su instinto animal estaba tan afuera haciendo presencia entre sus piernas, se veía como un bárbaro dominante y ni hablar de su esplendorosa voz que hacia que Beam temblara de lujuria.

-Siente todo lo que te amo, hazlo -Susurró con su mirada fija en el rostro ajeno, como si quisiera ver la reacción de ese chico abeja al sentir como pegaba su pelvis a él, entre sus piernas, empezando un vaivén bastante placentero.

-Y vaya que lo siento -Sus blancas manos subieron por el pecho moreno para abrazar su nuca. Hizo que el más alto se inclinara sobre él para empezar un beso lento.

Sentía esos labios sobre los suyos, tan abollonados pero finos, se sentían suaves contra su lengua pero tan firmes. Beam quería morirse en esa boca que era su perdición, porque sus sentidos volaban cuando proclamaba esos labios.

Forth se separó de él con la excitación fluyendo por sus ojos, ese negro que se veía tan brillante en medio de todas esas sensaciones. Tomó el final de la enorme camisa con la que dormía y la levantó para darse cuenta de que no traía nada ahí abajo. Se mordió el labio y todo el autocontrol se fue a la mierda.

Se lanzó como un depredador a ese vientre que parecía terciopelo, tan suave y blando. Besó con mucha intensidad la fina cicatriz en forma de linea que se extendía desde su ombligo hasta su vientre bajo. Le encantaba hacer eso y sabía que de alguna manera Beam también lo amaba porque lo estimulaba con perfectos gemidos que salían de sus labios con un melifluo único. Música para sus oídos.

Bajó su boca hasta la entrada izquierda, besando su pelvis sobresaliente y continuando su camino, desviándose un poco del centro para tomar sus muslos y llevar sus dedos hasta la piel interna que yacía ahí. Un respingo fue la respuesta y solo llevó su boca salvaje al muslo interno de ese cuerpo que amaba. Succionó ahí, chupo y lamió hasta más no poder mientras que Beam se deshacía en gemidos debajo de él. Quería hacerlo suplicar, hacerlo rogar por estar en su interior. Por su pene.

-D-dios, Forth. Vas a matarme, cariño -Murmuró entre gemidos el de piel nívea.

Forth sonrió sobre su muslo y dejó un sonoro beso para subir su cara y mirarlo desde allí abajo. Su rostro se veía inmaculado bajo la luz natural de la mañana y la atmósfera que se vivenciaba en su habitación. Le guiñó el ojo y sin previo aviso, fue hasta el centro de su cuerpo y dio una gran lamida a su miembro ya muy despierto.

Empezó a besar los alrededores y luego empezó a chupar la virilidad del hombre. Un sube y baja se desarrolló, él estaba visitando en Edén y Beam se sentía en el Olimpo. La lengua de Forth siempre fue magnífica.