Tú, por encima de todo.

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-¿Quieres explicarme qué es esto? ¿Por qué no me habías dicho? Dios, Beam... ¿Sabes cuán preocupante es esto? -Forth se agarró el puente de la nariz.

-Bien, ¿Y cómo podría decirte eso? Estás tan lleno de cosas que, ¿Tan siquiera tienes tiempo para mí? No puedo hablar contigo ni dos segundos por qué tú maldito trabajo se está entrometiendo entre los dos -Siseó un muy enojado Beam.

Intentó regular su respiración para no llorar. No deseaba quebrarse.

Forth lo miró perplejo ante lo dicho y se puso de pie. Beam miró sus manos y vio como la argolla en su dedo anular brillaba.

-¿Qué nos está pasando, amor? -Murmuró mirándolo a los ojos.

-Corrección, ¿Qué te está pasando a ti? Entiendo la situación y en serio quiero entenderla, pero para mí es complicado. Cuando voy a dormir no te tengo a mi lado y cuando despierto ya te has ido. Jamás habías olvidado un recital de tu hija y tu actitud empeora la situación. Ya no me besas, no me tocas, no me dices que me amas y extraño eso. Entiendo cuan responsable eres con muchas cosas, pero solo te estás aislando de nuestro lado y te extrañamos -Los ojos de Forth soltaron un leve destello.

-Dios, cariño... No sabia que ustedes se sentían así -Se acercó más tomándolo por la cintura. -Pero, quiero que me expliques porque aún no has hecho nada en cuanto al acosador. No soportaría el hecho de que te sucediera algo.

-No lo sé, no le tomé gran importancia, ya sabes...

-Mañana iremos a solucionar eso, ¿Bueno? -Propuso el alto.

Beam asintió levemente con la cabeza y sólo lo miró. Se moría por un beso, hacia mucho no se besaban, ¿Hace seis días?

-Te amo, mi amor. Eres lo mejor que me ha sucedido, no puedes olvidar eso ni en los peores momentos -Prosiguió para acercarse.

Forth lo besó de manera pausada y su cuerpo reaccionó. Sus músculos de pronto se relajaron, era como si la tensión se hubiese ido. Lo rodeó por el cuello y se empinó un poco, profundizado el beso y pronto sintió la lengua de Forth hacer maravillas, moverse sobre la suya propia o acariciar sus labios con frenesí. Beam sentía que el aire le fallaba, pronto se vio preso de la lujuria y terminó gimiendo sobre los belfos ajenos.

Su cuerpo estaba caliente, él lo estaba. Hacía mucho no se besaban así, no tenían sexo y la verdad era que todo su ser empezaba a desear esa cercanía entre su esposo y él. Quería que lo tomara en cualquier lugar de la casa y le hiciera el amor por todas las veces que no lo hizo.

El alto se separó y lo miró con cautela.

-Beam, yo... Me siento realmente agotado, no sé si sea lo indicado...

-¿Ves? A esto me refiero -Lo interrumpió el nombrado sintiéndole.

Se alejó de Forth y caminó hacía las escaleras. Escuchó los pasos detrás de él pero los ignoró. Mientras se desnudaba pensaba en cuán detestable se estaba tornando todo y se desconoció al encontrarse escondiéndole cosas a Forth, jamás lo había hecho y sabía que su esposo tampoco haría tal cosa... Por muy enojados o mal que estuviesen, él siempre le haría saber algunas situaciones. 

La almohada bajo su cabeza se sentía suaves. Sus parpados pesaban y realmente estaba cansado a nivel mental, el día había sido algo agobiante para él. Cayó en los brazos de Morfeo luego de algunos minutos sin darse cuenta de que alguien lo observaba desde el umbral de la habitación. 

-Oh, Beam, creo que no alcanzas a imaginarte cuanto te amo -Susurró más para sí mismo. 

Caminó hasta la cama y se sentó al lado del cuerpo dormido. Su mano viajó hasta el rostro ajeno y lo acarició con su pulgar, sintiendo la piel tersa y lechosa bajo su dígito. Siempre había sabido que Beam era hermoso, de eso no podía haber duda, pero en esos momentos, cuando se daba el tiempo para observarlo sin que él se diera cuenta, era que caía en cuenta de que DE VERDAD era hermoso y por eso para él no era raro que alguien le quisiera hacer daño u otras cosas peores. 

Beam Beam.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora