Capítulo 9

9.6K 1.4K 732
                                    


Terminé por ceder. Mi vida era más importante que mi orgullo. Además, tenía que despedirme de Josh. Cómplice o no, se había ocupado de mí todos estos años y había sido un apoyo emocional indescriptible estos últimos meses. Fue extraño verlo con el cabello extremadamente corto y negro, tan acostumbraba como estaba a su larga y desarreglada melena rubia, pero al parecer él ya había pasado una vez por una situación de peligro similar como para siempre haber estado preparado para una segunda ocasión. Nada como un cambio radical de estilo luego de años manteniendo el mismo para escapar sin problemas.

—Creo que tenía tu edad cuando se metió en el negocio de las drogas. Terminó trabajando para un pez gordo en medio del furor de la cocaína, era bueno para conseguir información de bandas enemigas —comentó papá una vez que Josh partió—. No fue difícil convencerle de colaborar conmigo a cambio de no entregarlo al terminar el caso. Él quería escapar.

—No luce como alguien que estuvo en las drogas —respondí.

—Ningún buen traficante consume lo que vende, Em —dijo Ethan—. Clásica historia de un chico en el lugar y momento equivocado, que termina haciendo recados para un criminal demasiado poderoso.

—Está acostumbrado a reubicarse y esconderse, le avisaré cuando sea seguro para él volver —concluyó Orlando.

John no tardó en aparecer para sorpresa de todos. En mi defensa, también fue primero por el golpe aunque papá lo evitó con la misma calma que conmigo. Era bueno que saber que, quizás, después de todo, no éramos tan diferentes en el fondo. John se permitió diez minutos para gritarle reclamos mientras sus ojos brillaban con el alivio de lágrimas contenidas. Luego volvió a su aspecto habitual de agente serio.

Sentarse los cuatro en la mesa del comedor fue demasiado extraño. Viendo a John pedir actualización de la situación y Ethan soltar datos al azar mientras papá se ocupaba de repartir los cubiertos para el almuerzo, no podía sentirme más fuera de lugar. No fue difícil imaginarlos más de una década atrás, mucho más jóvenes y despreocupados, Ethan dibujando mientras John y Orlando Bright discutían tal vez otros asuntos de vida o muerte, cosas de trabajo que hubieran resultado historias para un niño.

—Entonces tenemos cubiertos a Andy y Josh —comentó Ethan sacando su propia lista de nombres y tachando esos dos—. Hice que a Thomas lo relocalizaran hace unos días en una base extraterritorial.

—¿Dónde? —pregunté y él me sonrió.

—Si te dijera, no sería secreto, Em. Es más seguro así. Es mejor no saber.

—¿Tu madre? —preguntó John.

—Está en una reunión hasta las cuatro, no debería salir de su oficina en todo el día. Reorganicé su agenda hace unos días para meterla en medio de una negociación este mes así no tendrá un segundo de tiempo libre —respondió Ethan con calma—. Me aseguré que no hiciera más que trabajar, y el edificio está vigilado.

Increíble. Había estado tan ocupada en mi propio caso con John, que no me había detenido a pensar en lo que podía estar haciendo mi hermano mientras tanto, aunque fuera comenzar a poner a salvo a todos los posibles objetivos. Por un fugaz instante nuestras miradas se cruzaron, él no necesitó que dijera nada para comprender cuánto le agradecía.

—¿La chica francesa? —preguntó papá y tanto Ethan como yo nos congelamos.

—¿Qué chica francesa? —John lo miró sin comprender.

—La criminal, el Chat Noir —respondió él y John solo lució más desconcertado—. Hermano, eres un ciego si no has notado que mi hijo lleva años tirándosela.

Phoenix (Pandora #6)Where stories live. Discover now