Hetera III

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Le he prometido a Calum que iba a pensarme lo de ir al tour, pero casi tengo segura la respuesta. Angel me ha dejado una camiseta y unos pantalones para volver a casa. Casualmente, tenemos la misma talla de ropa y el mismo número de zapato. Le he enviado un mensaje a mi hermana para que abriera la puerta, ya que no me quería arriesgar a que abriesen mis padres si tocaba el timbre. Abre la puerta, pero cuando entro ya ha se ha ido escaleras arriba de nuevo. Pobre Nikki. Debe saber que pasa algo, pero seguramente no entienda nada. Me da una punzada dentro del pecho al pensar en ella.

Cruzo el pasillo principal y giro la cabeza. Al final del salón, sentados en el sofá, están mi madre y mi padre, mirándose de una manera cómplice, agarrados de la mano. Me dan arcadas solo de mirarlos.

-Daniela...-Pronuncia mi madre al darse cuenta de que había entrado. Mi padre ni siquiera se molesta en abrir la boca. Y me duele. Me duele que el único hombre al que he podido considerar un héroe, sea una mentira andante. Pero mucho más me duele ver a mi madre a su lado.

Levanto un dedo al aire como pidiéndoles que se callen. Mi madre hace el amago de decir algo, pero me deja hablar.

-Ahora mismo-Cojo una bocanada de aire- no sé quién de vosotros dos me da más pena. -Miro a mi padre- Tú me das mucho asco. -Miro a mi madre ahora- Pero tú... Nunca has sido perfecta, pero siempre te he considerado una mujer valiente. Una mujer luchadora y trabajadora que sabía lo que se merecía, que salía adelante para ganar dinero para esta familia de mierda. Y mírate. ¿Qué eres?¿Una sumisa?

-¡No te atrevas a hablarle así a tu madre!-Eleva la voz mi padre, siendo la primera vez que lo escucho en todo el rato.
-¡Oh! Vamos a hablar de respeto, papá. Está claro que eres el mejor ejemplo. Nadie respeta a mi madre tanto como tú. -Decido ignorarlo y hablo directamente con ella- ¿Vais a seguir juntos en serio?¿Crees que va a cambiar?¡No seas estúpida! ¿Qué te ha dicho para convencerte?

Mi padre pierde los nervios, se acerca a mi y me da una bofetada en la cara, la cual merecería si no fuese la pura verdad lo que digo. Me pica la mejilla y me la toco con la mano. Siento arder todo mi cuerpo de rabia.

-Pégame otra vez, que igual que yo no he sabido de lo que eras capaz en dieciocho años, tú no tienes ni puta idea de lo que soy capaz yo. -Tras unos segundos de aguantar la mirada, me voy derecha a las escaleras, decidida, como es lógico, a hacer la maleta e irme.- Para mi no existís. La única que me preocupa es Nikki.

Escalón a escalón, la rabia se va transformando en tristeza y llego arriba sollozando como una niña. Abro las puertas de mi armario y saco mi maleta más grande. Tiro toda mi ropa al suelo y la voy metiendo sin doblar. Escucho un sonido y giro la cabeza para ver a Nikki entrando.

-Estaba abierto. -Me dice, preocupada. Tiene la nariz roja y despellejada. Me seco las lágrimas para intentar ocultarme y sacar una sonrisa dulce, pero es inutil. Nikki es pequeña, pero de tonta no tiene un pelo.

Entra y la abrazo fuertemente. Después sigo llorando y pido que me perdone, pero todo es demasiado fuerte para mí. Me pregunta qué ha pasado y se lo cuento, endulzándolo todo lo que puedo. Aun así, sé que siente lo mismo que yo, que se siente traicionada. Y yo siento mucha pena por ella, porque tiene que quedarse aquí. Y yo me voy a ir. ¿Soy cruel?

-¿Tienes que irte? -Me pregunta, rompiéndome el corazón a cachitos.
-Sí. Ya no puedo estar más aquí, cariño. Te prometo que algún día lo entenderás.

Le acaricio la mejilla y me muerdo el labio, intentando no llorar de nuevo.

-Pero me voy a quedar sola, Dani. -"Por favor, Nikki. No me lo hagas más dificil."
-Voy a vivir cerca.

Ese era el plan que los chicos tenían en la cabeza para mi. Irme de casa a vivir en la casa de Ingrid, Holly y Dan hasta que nos vayamos de tour. El cuarto de Angel volvería a estar libre de nuevo.

-Voy a venir a verte y tú puedes pasarte por allí cada vez que quieras, estaré unos meses fuera a partir del mes que viene, eso sí. Pero los titos estarán aquí y tienes que cuidar de mamá, por favor. Y de los gemelos, ahora tú eres la mayor.

-Voy a echarte mucho de menos, Dani. No va a ser lo mismo sin ti.

Me quedo unos segundos mirándola y después a mi montón de libros. Me levanto de la cama y voy hacia él. Mi hermana me sigue y ambas nos sentamos en el suelo. Acaricio el lomo de mi montaña de tinta y sueños. Huele a papel, a recuerdos. A diferentes mundos explorados a lo largo de mi vida.

-Son todo tuyos. -Le digo a mi hermana. Ella me mira con los ojos abiertos como platos y niega con la cabeza- Aprovéchalos bien.

-Que no, Dani. Son tuyos. -Las dos tenemos lágrimas en los ojos, pero yo estoy sonriendo ahora.
-Ahora son para ti.

Me hundo en un abrazo con ella y dejo que pase algo de tiempo. Esto es en parte, una despedida.

Una hora después, estoy en la calle, arrastrando los ruedines de la maleta. Cuando llego a la esquina en la que he quedado con Cal, él ya está allí esperándome.

-No puedo creerme que hayas llegado a tiempo. -Le digo.

El sonríe, me abraza y me da un beso en los labios. Es el triple de intensidad que le da normalmente a nuestro saludo, así que supongo que está feliz.

- ¿Contento? -Le pregunto.
-No debería. Pero sí, mucho. Gracias por aceptar.
-No pienso volver a mi casa.

Al ver que mi cara no es de alegría precisamente, quita la sonrisa y vuelve a apretarme contra su pecho. No dice nada, pero me gusta. Vamos hacia la que va a ser mi nueva casa. Subimos la maleta hasta el cuarto de Angel. Ella y Dan están sacando cajas de cosas.

-No me puedo creer que me abandones otra vez. -Le dice Dan a ella.
-Dan, te veo todos los días.
-Hola, chicos. -Les digo, porque aun no me habían visto.
-Mira, además tienes una compañera nueva. -Le dice. -¿Cómo estás, Dani?
-Más o menos...
-Venga, a partir de ahora todo va a salir bien. -Dice Dan sonriente.- Vas a ver esto por las mañanas.

Se señala con el dedo de la cabeza a los pies. Me río de el y Angel le da un manotazo en el costado, despues se mete dentro de su habitación para terminar de sacar las cosas.

-Dan, prefiero mirar por la ventana, espero que no te ofendas.

Pone cara de muy, muy ofendido sarcásticamente y me responde.

-Ya veremos quién ríe el último, Graham.

Le acerco la mano y me la estrecha como haciendo un pacto. Calum levanta una ceja.

-Psicópata, quiero verte con pantalones todos los días y si puede ser con camiseta también, mejor. No te acerques a ella a menos de veinte centímetros y nada de chupitos por las noches, ¿entendido? Si vais a empezar a chupitos por las noches me llamáis y vengo, que yo también quiero.
-Yo no me meto en una habitación con vosotros dos juntos.
-¡Se lo has contado, mamón! -Acusa Dan a Calum y este se ríe.
-¿Qué querías que hiciera? Es mi novia.
-No voy a verte con los mismos ojos, Dan. -Bromeo. Me entra la risa floja y acabo besando a Calum.

Después, nos despedimos de Angel, que vuelve a vivir con Luke en su casa y yo me quedo con su habitación. Ahora mismo está blanca, vacía y hay eco. Miro por la ventana y veo que el paisaje no es muy diferente al de mi antigua habitación. Calum me abraza por detrás. Toca empezar una nueva vida y trabajar duro. No hundirme en los problemas y mirar a los ojos al presente. Respiro hondo.

-Solo quiero que seas feliz. -Me dice Calum con su voz crujiente.
-Lo seré. -Le beso- Lo seré.

Dandelion - Calum HoodDonde viven las historias. Descúbrelo ahora