El libro (La llamada de la madrugada)

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La llamada de la madrugada

El joven se encontraba despierto cuando ocurrió, estaba sentado en un pequeño sillón observando la lluvia que caía intensamente por la ciudad en plena madrugada. Las gotas de agua resonaban contra la techumbre y el inmenso ventanal que cubría de techo a piso estaba empañado por el calor del cuarto. De pronto, en la gran casa resonaron tres fuertes golpes provenientes de la puerta.

Bajo las escaleras con el ceño fruncido por la extraña visita. Cuando abrió, se llevó una gran sorpresa, ya que, en medio de la madrugada, estaba frente a él la joven de sus sueños, empapada de pies a cabeza, su pecho subía y bajaba y en su mirada se notaba la agitación de la que era presa.

Un gran rayo resonó en las afueras e ilumino su rostro, sonrojado.

Cerro la puerta con cuidado, ella se deshizo de su capa y camino por el gran corredor sin decirle nada ni dirigirle una mirada.

Él la siguió de cerca, curioso por lo que la había traído allí.

Ya en la habitación se giró despacio, enfrentándole. Amablemente el joven le ofreció una taza de té caliente, pero se negó.

Vislumbró en su cara que ella no sabía cómo empezar, así que decidió dar el primer paso.

El joven pregunto cómo había averiguado donde vivía, a lo que contesto que su nuevo y parlanchín aprendiz se lo había confesado, por ende, eso siguió a otra pregunta, lo que había venido a hacer a esas horas.

Se produjo un silencio sepulcral, la tormenta resonaba con fuerza y el lugar parecía crujir hasta tal punto que parecía que la casa se rompería en dos.

Pareció vacilar en un principio, pero se armó de valor y se acercó más a él, acortando la distancia. Le sostuvo la mirada con toda la determinación que poseía y, en un osado gesto para ella, rozo sus labios con los de él, en un tímido beso.

El muchacho no espero un segundo asalto y rodeo rápidamente con sus manos la cintura de la chica, ella dio un pequeño sobresalto por la sorpresa. Por último, él estrello sus labios con fuerza, ansiando ese momento desde que la conoció.

La joven le respondía con el mismo ímpetu, entre beso y beso el chico pregunto por el a quien estaba realmente destinada, a lo que ella contesto diciendo que ambos estaban unidos por el presente y el pasado, pero por una pequeña acción, ella creía que podría forjar un nuevo destino.

No hizo falta decir algo más, entre cada caricia el joven recordaba las sonrisas, miradas y conversaciones que sostuvieron en esa vida. En un momento se detuvo a acariciar su rostro, ella lo miraba dulcemente. Sabían que en el fondo las cosas no podían ser así, que eso no era lo que estaba dicho y que no debería haber pasado jamás. La abrazó con fuerza, anhelando guardar ese cálido momento con todas sus fuerzas, para cuando llegaran las horas más oscuras.

Rin: El precio de la eternidadWhere stories live. Discover now