CAPITULO IX.- OLVIDO....

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  • Dedicado a EAMR... ELIZABETH...
                                    

Horas más tarde había decidido a donde llevarla, era un lugar algo íntimo, con vista a la ciudad, quería salir de la informalidad de un bar y la playa. Podríamos tomar una copa o dos, conversar sin ruido o distracciones y si le apetecía, podríamos cenar en el lugar.  Estaba lista para salir, y no me acercaba a la puerta, mi corazón me rogaba por no hacerlo, por no darle de nuevo ilusiones, me gritaba incesante que no lo soportaríamos de nuevo, y le creía, muy en el fondo lo sabía, pero necesitaba verla. Di mil vueltas por la sala de mi casa, pensando, repitiendome nuestra situacion, el daño que nos habiamos hecho, los bellos momentos, traté de ponerlos en balanza para decidir si ir a buscarla o no pero fue imposible. Fumaba y corría escaleras arriba a lavarme para quitarme el olor, no quería que Elizabeth se diera cuenta de mi nerviosismo. ¿Como no supuse en esos momentos que estaba cometiendo un error? No tenia caso seguir discutiendo conmigo, quería estar con ella, pasara lo que pasara.

Mi indecisión me hizo llegar diez minutos tarde a su casa, me baje del auto  y al tocar la puerta esta se abrió inmediatamente por una Elizabeth glamorosa, con su rojizo cabello en un coqueto peinado, muy natural pero elegante, unos pendientes sencillos, una sonrisa hermosa, un discreto collar plateado adornaba su blanco cuello, de nuevo un vestido negro descubierto de esos hombros que tanto me encantaban, con una caída ligera sobre su cintura y zapatillas que estilizaban sus piernas. Me sonrío y tras avisarle a su madre que partíamos se subió al auto. Unos minutos después arribábamos al lugar, y ordenamos unas copas de vino blanco.

Ahi estaba yo de nuevo, apostandole todo a mi pelirroja, olvidando todo aquel llanto al ver su sonrisa, olvidando todo lo malo: Estaba en las nubes. Ella estaba enamorada de la vista nocturna, de las pequeñas luces iluminando la bahía, parecia sorprendida

-Lo admito, extrañaba estar contigo. Eres diferente de la demas gente.

 - Tu tambien eres diferente Eli, eres única. Me encanta tu presencia. Y aunque se que no era tu intencion verme en la cafeteria esta tarde, me alegro que haya pasado.

 - No es que no quisiera, solo fue una sorpresa.

 Estabamos en aquella terraza, contemplando la ciudad, practicamente solas a excepcion de los meseros y otra pareja al otro lado del lugar, donde al parecer se acababan de comprometer en matrimonio.

 - Como crees que sea?. Me preguntaba. - Amar tanto a una persona: para toda la vida.

 - Creo tener una idea de lo que es no querer alejarte de quien amas, lamentablemente no me ha salido bien. Le broméo.

 Tristemente mi broma borro su sonrisa.

 - Lo siento, no es mi intencion que te duela esta situacion.

- No te preocupes, ya me acostumbre a esto y sé que de verdad la gente no muere de amor. ¿Que podría pasar? ¿ Mi corazón se detendría de tristeza?

- No es gracioso. No pienses que hago esto por que me divierte o algo asi, tú mas que nadie sabe lo complicado que es, no es que no sienta nada por ti; si así fuera no estaría aqui. No es mi intención destruir algo hermoso. ¿ Tu crees que no fue cruel para mi aquel día en el parque? cuando fuiste tú quien me pidio que entendiera?

 - A mi tambien me dolió, pero si no lo hubiera hecho...

 - No estariamos aqui. Me interrumpió.

 -¿ A que te refieres?

 Se acerco suavemente, con su mirada fija en mi. Como solía hacerlo antes de despedirse de mi. hundió su rostro en mi pecho y sus brazos me rodeaban rogando por amor. Tenía miedo, las ultimas veces sus abrazos eran la entrada de dolorosas despedidas. De nuevo sus labios buscando los mios, nuestros ojos cerrados y su aroma a durazno entre mis manos. A pesar de notar  un profundo dolor escondido en ese beso, fueron segundos maravillosos: Eternos.

 - No puedo amar a alguien con quien no puedo estar. Me dijo al alejarse de mi. - No puedo seguir con tontas esperanzas...

 - ... ¿Tontas? ...- Fue como una cuchillada a mi pecho, habia olvidado que ella podía ser tan hiriente, tan fría. - Casi lo olvido, siempre es lo mismo contigo,  no entiendo para que me pides que te invite a salir si resulta que para ti es "tonto"

- No  lo dije de esa forma, no te ofendas

- Dices que no me puedes amar, que es algo tonto  ¿ y no quieres que me ofenda? ¿de verdad no es suficiente?Olvidalo, solo  vamonos de aqui.

Pague la cuenta y camine hacia la salida con una Elizabeth confundida siguiendome.

Me subi al auto  y le abri la puerta desde mi asiento mientras encendia el motor, muy diferente a como lo había hecho dos horas antes. Podia ver en su rostro que ella no entendia lo que pasaba; y a pesar de sus preguntas no dije nada mas, conduje en silencio algo apresurada; tenia que llegar a casa antes de cambiar de opinion.

- Entra.

- Que pasa? ¿por que no me respondes?¿ que hacemos en tu casa?

- Pasa y sientate. Despues de esto te llevo a tu casa.

Entré a mi habitacion sin saber si estaba furiosa o solamente humillada. Busque en mi armario esa caja,  en algun lado tenia que estar. Arrojaba al suelo todo aquello que me estorbaba hasta  que apareció.  Me dirigi a la sala, donde daría fin a todo de una vez.

Me tire en el suelo, con la caja sobre las piernas, con las lagrimas en las mejillas y mi voz tratando de no cortarse mientras le describía a Elizabeth todos lo papeles que habia sacado.

 -       “Carta a Elizabeth” Esta fue para tu cumpleaños, pero no estabas... “Ausencia” Esto lo escribi en el mio, tampoco estabas. Esta foto no la pude romper pero ya no la necesitare... “Nubes” Esto lo escribi aquella noche que nos despedimos en el parque.... Oh vaya, “Miercoles” esto es de cuando te conocí. ... Todo es tuyo, llevatelo, tiralo o quemalo. Ya no importa. Ya he entendido mi derrota, jamas seré para ti una pizca de lo que eres para mi. Son ¿como dijiste? "Tontas esperanzas" ¿ cierto?  No quiero tener nada de esto, no quiero tenerte de nuevo conmigo si no estas segura de querer estarlo. No quiero...

  Levante mi pesada tristeza del suelo. tome las manos de aquella princesa nuevamente en llanto y coloque mi amor en sus piernas. Me incorpore a buscar las llaves para huir de todo esto cuando oí la caja caer al piso, voltee para encontrarme un rostro rojizo frente a mi,  ella no podia ni hablar y  se abalanzo una ultima vez sobre mi, escuchaba entre sollozos palabras como "Disculpame”, "Te amo" y "Adios"  en medio de besos y caricias. Podia sentirla aferrandose a ese momento, seria nuestro ultimo recuerdo. Despues de tantos intentos coincidiamos en que ya no habia más.

 Mis labios recorrieron sus hombros por ultima vez, mis manos acercaban su cintura a mi cuerpo y ella mordia mi cuello mientras enredaba sus piernas a mi alrededor. Perdi el control de mis manos al desabrochar su vestido y en aquel apagado sillon amé a Elizabeth con toda mi pasión. Amé como me miraba con sus mejillas ruborizadas y su respiracion agitada al sentir de mis besos en su cuerpo.

 Al final  de la noche ella estaba en su casa y yo regresaba a lo frio de mis sabanas.

Fue lo mas hermoso y doloroso de mi vida en una sola noche. Una parte de mi murió esa noche, pero a la mañana siguiente, el día era  fresco, diferente, nuevo. Acordamos olvidarnos, no volver a buscarnos por el bien de ambas, ya habrá otras vidas, ya haremos las cosas  bien. Acostumbrada a los abandonos y regresos repentinos de Elizabeth pude notar que este sería definitivo, que la vida que imaginabamos aquellos días en el parque nunca pasaría. Y terminé esta historia de nosotras, seguí adelante, con hojas en blanco cada día. Sin Princesas ni cuentos de hadas, hasta que el universo nos diga si estabamos o no en lo correcto.

Y VIVIERON FELICES POR SIEMPRE...

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⏰ Última actualización: Nov 02, 2013 ⏰

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