Prólogo

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Desde mi balcón todo era distinto.

Cada vez que salía a admirar el color del cielo, el mundo me mostraba otra perspectiva, otra realidad.

Allá arriba no tenía miedo de ser yo misma, podía expresarme y jamás sentía las ganas de esconderme, no habían límites y tampoco barreras.

Era un espacio entre el cielo, mis pensamientos y la tierra, los tres se complementaban para darle paso a la felicidad. En ese pequeño pedazo no existía la maldad, el sufrimiento y mucho menos los malos deseos.

Las plantas florecían, el viento agitaba mi cabello y las cuatro estaciones me daban su más preciosa versión.

Si eligiera mi lugar favorito en todo el mundo, sin duda sería mi pequeño balcón.

Aquel díaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora