CARTA 5 - PAU

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CARTA 4.

Pau, de ti puedo hablar públicamente.

Nadie te conoce y no has llegado a conocer esta faceta de mi lo suficiente como para buscar esta carta.

Eras el chico perfecto, mayor pero no demasiado viejo para mi. Me hablabas como un amigo, un novio y un editor a la vez y me encantaba. Tenías consejos para todo, incluso para lo que no tenía solución.

Nuestra primera conversación fue sobre el té, sobre como te gustaba el café en taza y sobre lo difícil que era publicar un libro en España y aún la recuerdo con cariño.

No me rompiste el corazón, gracias a dios.

Tus 33 años eran perfectos, eras precavido y intentabas que no nos vieran juntos por que podrían pensar que estaba buscando una publicación gratuita, lo hiciste pensando en mi y nunca priorizaste, siempre era yo el centro de todo.

Aún me recuerdas a todos esos personajes de libros que me han enamorado a lo largo de mi vida, tenías ese toque sexy de Christian Grey, ese toque bohemio de Alex Markov y ese toque rebelde de Hardin. Lo tenías todo en tus 1,80 cm de estatura.

Tengo ese libro que me regalaste en la estantería y a veces lo releo, solo para recordarme que aún lucho por el mismo sueño que antes.

No me presionabas, nunca lo hiciste y te lo agradezco tanto que aún pienso que podríamos haber tenido algo muy bonito. Lo dejábamos fluir tanto que se nos escapó de las manos demasiado rápido.

Tu barba picaba cuando nos besábamos en la planta mas alta de ese edificio, aún recuerdo como nos excusábamos a Lucía diciéndole que estábamos buscando un mejor final para esa obra pero yo nunca cambié ese final.

Me veías perfecta aún teniendo esos quilitos de mas que tanto me molestan, aún que no me maquillara todos los días o aun que siguiera defendiendo a muerte mi gusto musical ante el tuyo, sigo pensando que Justin Bieber es la ostia aún que a veces escucho U2 y me acuerdo un poquito de ti.

Fue corto, un verano intenso donde yo aprendí que los chicos mayores saben mucho sobre la vida, las chicas y los besos.

Conociste a esa chica tan guapa que trabajaba en el centro comercial de enfrente, ella siempre te miraba con esos ojos llenos de luz que me hacías describir en mis novelas, compartía tus gustos musicales y me alegro tanto por ti que celebro que aún estéis juntos.

Aún te veo algunas veces y me sonríes, ojalá nunca hubieras dejado de ser mi editor. Ojalá hubiera durado un poquito mas, ojalá me hubieras enseñado sobre la vida.

Mis amigas creyeron que estaba loca, se pasaron todo el verano recordándome lo mayor que eras y yo me pasé todo el verano ignorándolas por que me encanto tenerte en mente todos los días.

Ojalá encuentre a uno como tú y tu sigas encontrando lo que tanto te gusta en ella. 

Las cartas que no te envié. - Cartas de corazones rotos.Where stories live. Discover now