Capitulo 4

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"No se trata del sitio donde estés, sino de las personas que te acompañan."

Estoy jugando con Marcél a las escondidillas. Él siempre se esconde muy bien, ahora lo estoy buscando aunque  nunca puedo encontrarlo pero él siempre me encuentra a mi.

— Uno, dos, tres, me salvo— grita Marcél llegando al árbol de la salvación.

—Siempre ganas— me quejo cruzando los brazos caminando hacia él.

—Es que me escondo bien— dice con una linda sonrisa aunque mudo un diente de los de adelante.

—Vamos a sentarnos, ya no quiero jugar— le digo.

Nos sentamos en el banco donde dejamos nuestras cosas. Marcél tomo su mochila y saco un recipiente con tostadas. Tome la mía y saque dos jugos; compartimos al igual que siempre.

***

En esta semana mi padre dijo
que iríamos a su finca por unos días por lo que le quiero preguntar si puedo invitar a Marcél y a su madre para que vayan con nosotros.

Eso me encantaría, serian los mejores días de mi vida.

Toco la puerta del despacho de papá, escucho un adelante y entro. Papá esta sentado en su sillón con un libro en las manos.

Sus ojos azules al igual que los mios me miran fijamente y me dice dejando el libro a un lado— Ven acá princesa— palpo con sus manos sus piernas.

Me senté en su regazo como me lo indicó, acaricio mi cabello y beso mi cabeza.

—¿Papi?— le digo pero esa palabra sonó mas como una pregunta.

—Sí mi niña— me contesta.

—¿Recuerdas que te conté de mi amigo Marcél? — le pregunto.

—Claro— dice.

—Quería preguntarte ¿Sí podía invitarlo a él y a su madre a la finca con nosotros?— le pregunte jugando con mis dedos.

Se quedo unos minutos en silencio y luego me respondió —Estaba bien, le diré a Marina que hable con la madre de Marcél.

—Gracias papi— dije y le di un beso en la mejilla y me fui súper emocionada porque Marcél y su madre vendrían con nosotros.

Fui directo a mi habitación pues hoy debía terminar tres dibujos libre para mi clase de pintura y dibujo que es mañana.

Me senté en mi mesita, tomé mi cuadernillo de dibujo y mi lápiz para iniciar a dibujar.

Dibujé un pequeño gatito, unos zapaticos de bebé y una rosa.

—Te quedo hermoso pequeña— dice Marina detrás de mí.

—Gracias nana.

—¿Sabes que ya es hora de tomar un baño para cenar y dormir pequeña?

—Sí— le contesté.

Marina me preparó la tina, me bañe, me vestí con una pijama rosa, bajé a cenar, cepille mis dientes y luego irme a dormir.

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