El nuevo despertar [EDITADO]

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-Cuidate. -me despidio Francis, como todos los dias. Claro, el no sabia que yo no pensaba quedarme en casa hoy. El no sabia que esa simple palabra tendria otra connotacion en pocos minutos.

Espere un poco luego de su partida, no queria contratiempos. Tome una mochila con algunas cosas, guarde el dinero y me fui a la terminal, habia solo un bus que llevaba hasta la capital, era un viaje de tres horas, pero valia la pena. Me sentia llena de vida, llena de emocion y vertigo. Estaba haciendo algo irresponsable por primera vez... ¡Y se sentia genial! 

Estuve esperando sentir ese panico del que Francis me hablaba, una vez subida al bus. Pero nada, no habia una sola cosa que esfumara mi entusiasmo por conocer aquellos lugares, la ciudad entera me esperaba y yo al fin iba a concretar tan ansiada cita. No queria mirarme en el espejo, probablemente tuviera cara de idiota, sonriendole a la nada misma por tal alegria.

¡Al fin!

El bus arranco y emprendimos el camino. Me quedaban tres horas por delante, que a juzgar por mi estado de animo, serian eternas. Me sentia como un niño que prueba por primera vez el algodon de azucar. Completamente alocada y excitada. Tenia que encontrar algo para pasar el rato, algo en lo que pudiera concentrarme sin desquiciarme por el paso del tiempo.

Pero claramente no hubo nada interesante hasta que el bus paro un momento, luego de media hora de viaje, a cargar combustible. Aun nos encontrabamos en puro pueblo, por lo que habia demasiada vegetacion. Mire aburrida por la ventana, y me sobresalte al ver al mismo lobo blanco de ayer por la noche, cerca del bus, escondiendose entre unos arbustos. Nuevamente, estaba mirandome fijamente. Acechandome.

Me senti extremadamente nerviosa. Por un momento, me debati el bajar y acercarme. Habia algo en ese animal, quizas fuera su presencia, no estaba segura, pero algo me atraia con fuerza. Cuando estuve a punto de seguirlo, bajarme y buscarlo, el bus arranco y aquel lobo me siguio con la mirada.

¿Que demonios...?

 Las cosas en mi vida se iban tornando extrañas, claro que si. Pero lejos de asustarme, de llenarme de paranoia, sentia muchisima curiosidad. Queria saber, averiguar, queria la aventura que el interrogante de mi pasado me ofrecia. ¿Era mucho pedir, acaso? Francis no lo entendia, el no podia ver lo feliz que estaba siendo en este preciso momento, en el que me embarcaba en un pequeño y minusculo viaje, buscando mi vida.

Mi marido me habia dicho que de pequeña, vivi en la ciudad. Algo tenia que quedar de mi alli, algo debia encontrar. Es por eso que aquel sitio me llamaba tanto la atencion. Alli podia comenzar mi busqueda, recuperar mi identidad...

El tiempo se me hizo eterno, pero finalmente llegue. El bus paro en la terminal, baje con mi modesta mochila y comence a caminar. Los grandes negocios y la gente que iba y venia llamaban poderosamente mi atencion, me sentia deslumbrada ante tanto movimiento. Habia muchos colores, donde posara mis ojos, brillo y tintes despegaban de distintas superficies. Cafeterias abarrotadas de jovenes aparecian cada tres cuadras, todo ese lugar era hermoso.

Sonrei como hacia mucho tiempo que no lo hacia. Definitivamente, este era mi lugar.

Camine un largo rato, mirando todo lo que habia a mi alrededor, pero pronto me senti exhausta y hambrienta, asi que entre en un local de comida rapida y decidi disfrutar mi almuerzo alli. No me importaba estar sola, el hecho de poder comer sin que nadie me conozca, sentirme libre de ir y venir, incluso ordenar algo completamente diferente a lo que acostumbro, que nadie sepa de antemano lo que pensaba almorzar... Todo eso era suficiente para mi. 

El unico problema era que luego de ver todo esto, no me sentia capaz de volver a aquella rutina mortal. No me sentia capaz de volver a Francis y lo que el representaba.

Cronicas Elementales: El altar del druida (PARTE 2)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora