Capítulo 11.

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Bueno, estaba sonriendo como un jodido idiota. Era sobrecogedora la manera en la que estaba de pie afuera del Starbucks a las cinco de la tarde en punto, viendo la puesta del sol sobre London y sonriendo ampliamente. Había recibido miradas extrañas de muchas personas, seguramente porque muy probablemente me veía como un completo psicópata. Ellos no lo entendían, Katy no iría a su club. Iba a venir al mío.

Tal vez había estado casi-hasta-el-límite de borracho anoche, pero no había sido tonto cuando vi al 'prometido' de Katy. Tan pronto como lo vi, supe quién era. Reconocí que era el tipo al que la estúpida rubia fresa de Alina había llamado como su novio y estaba seguro de ello. Definitivamente, no era una coincidencia que ambos se llamaran Logan, tampoco. Era como si hubiera encontrado una olla de oro al final del arcoíris, aún y aunque no fuera irlandés, iba a beber como pez esta noche para celebrar.

También estaba sonriendo por el hecho de que mi brillante plan parecía estar funcionando; Tan pronto como estuve parcialmente sobrio después de haber estado en casa de Katy, supe instantáneamente qué era lo que tenía que hacer. Cuando ella se fue a la cama, casi me deprimió. El término 'ojos que no ven, corazón que no siente', ciertamente no se aplicaba a mí, y necesitaba apartar a Katy de ese cabrón de Logan y mantenerla para mí.

Logan y yo nos fuimos juntos tan pronto como Katy se fue a dormir. Le pregunté que a dónde iba, pero solo me guiñó un ojo, como si eso significara que yo sabía exactamente a dónde iba. Lo tomé como un indicio de que iba a ver a esa puta, y literalmente me tomó toda mi maldita fuerza no tumbarlo ahí y en ese momento. Era un jodido cabrón chupapollas y él lo sabía. Así que, entonces, fue como si una pieza de dinamita saliera de mi cerebro —pero en el buen sentido. Tuve una idea.

—Hey, Logan,— le dije. Momento de dejar salir el encanto Payne —el cual no solo funcionaba con las mujeres—.

—¿Sí, Payne?— contestó.

—¿Somos algo así como amigos, verdad?— le pregunté. Como si él fuera mi jodido amigo.

—Erm, sí, supongo. ¿Por qué?— me preguntó.

—Bueno, tengo algunos boletos para el Violet y me preguntaba si los querías— le dije de manera casual.

—Sí, sí, la re apertura del club va a estar a reventar. ¿Cuánto sería?

—Oh, no, no necesitas pagarme. ¿Amigos, recuerdas?— le sonreí. A veces tenía el mismo efecto en Logan que en las chicas. Tuve que reírme, era jodidamente miserable.

—Ah, eso es genial, hombre. Te debo una.—Sí, me debes a tu chica…

—Grandioso— dije, tranquilamente.

De pronto, Logan se detuvo mientras miraba los boletos que había sacado de mi bolsillo trasero. Se veía confundido.

—Hey, Liam, ¿me estás dando dos?

—Sí, uno para ti y el otro para tu amiguita— sonreí.

—Uhm, realmente no creo que esto sea algo que le guste a Katy, tranquilo, Payne.— explicó Logan.

—Oh, no estaba hablando de Katy. Estaba hablando de esa otra cosita follable con la que saliste la otra noche— reí, esperando no perder el hilo de mi plan.

—Ah, lo capto. ¡Sí, no estaba seguro de si te habías dado cuenta!— sonrió, viéndose tan presuntuoso. Quería tumbarle todos los jodidos dientes y después metérselos por el culo.

—¿Cómo no iba a notarlo?— solté una risita. Por dentro, me sentí un poco enfermo.

—Bueno, sabes cómo lo hago— dijo.

Violet  « Liam Payne »Donde viven las historias. Descúbrelo ahora