7: ¿Amigos?

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Storm.

Abrí los ojos al notar ese nuevo perfume varonil que desprendía aquél sujeto sentado justo enfrente de mí.

Él, quien por primera vez en la vida me aterraba que no fuera Denovick, no notó que había despertado, comprobó la temperatura de la comida que había dejado en la mesita de luz y salió sin apresurarse por la puerta.

Recordaba todo de aquella noche, cómo había sido aplastada por su peso y el de la bicicleta y cuán preocupado estaba él por mi bien estar.

Demonios, debía alejar a ese chico de mí.

Me levanté con cuidado, pero mi cabeza no me permitió pararme por mucho tiempo.

Si Frenchie notaba que había llegado tarde por décima vez en el mes, sería mi fin y me quitarían el trabajo. Lo cierto es que su madre me quiere mucho y dudo que me despida, pero no puedo abusar de su hospitalidad.

Me tambaleé un poco antes de tomarme del respaldo de la cama, pero volví a sentarme algo mareada.

Inspeccioné la habitación. Se trataba de paredes de un intenso azul y habían pintadas a mano unas nubes blancas perfectas, no creí que Denovick se inclinaría por la parte artística. No había bibliotecas como a mí me hubiese gustado, pero había un pequeño cubo colgado de la pared con millones de carpetas dentro. Cuidadosamente fui en busca de algunas y las observé con una sonrisa en mis labios. Eran cómics, sus cómics hechos por él y con sus propios diálogos.

Mi padre me leía algunos cuando era pequeña, recuerdo que le gustaban mucho los superhéroes y me había transmitido aquello a mí. Cada vez que viajaba yo le pedía que comprara cuantos pudiera, me encantaba pasarme las horas rodeada de ellos.

—¿Quién te dio permiso para husmear?

El chico rubio parado en el umbral de la puerta tenía el rostro muy tranquilo como para haber utilizado ese molesto tono de voz.

Estaba vestido de traje y tenía el cabello peinado hacía un solo costado como si fuese un pequeño niño de 10 años a punto de asistir a una boda. Notó que lo había estado estudiando y su garganta carraspeó en plan de advertencia, o eso creí.

—Toma esto, el dolor será menos irritante.

Me entregó una aspirina y un vaso con agua, pero antes de tomarlos, me quitó el cómic de la mano y lo puso en su lugar.

—A Denovick no le gusta que revisen sus cosas.

—Lo siento, no quería... —intenté disculparme, pero él no era con quién debía hacerlo.

—Iré al trabajo.—comentó fijándose en su reloj—Ha surgido una emergencia y no puedo perder más tiempo.

—¿Y qué se supone que haré yo?—me paré confundida y con ese dolor punzante en la sien—¿Tendré que quedarme aquí sentada a la espera de él? Y además, ¿en dónde diablos se encuentra?

—Mira, niña, Denovick bastantes problemas tiene como para estar preocupándose por ti, así que muestra algo de respeto ya que él se prestó a traerte aquí porque no querías ir a un hospital.—se dirigió a la puerta y antes de cerrarla contestó— Está en la universidad y volverá en media hora.

El problema era que yo no tenía media hora.

Dedicado a A_Forgotten_Girl que fue la primera que me preguntó que había pasado con las actualizaciones de "BAS". Te quiero tantoo

Buscando a StormWhere stories live. Discover now