Capítulo 3º

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Traspaso el ala, dejándome envolver por las sombras. No percibo muy bien lo que ocurre a mi alrededor, tan solo noto sensaciones. Hace frío y calor al mismo tiempo. Ahora me pica el cuerpo. Se pasa el picor, y lo sustituye algo viscoso. Tras eso, siento dolor. Alivio. Miedo. Inquietud. Curiosidad. Todo se mezcla dentro de mí. No me gusta, siento que me mareo.

La oleada de sensaciones no para de traspasarme, y sigo sin poder percibir más que eso. De pronto, veo luz. Una luz azul hielo que despeja el tiroteo de emociones poco a poco. Creo que he recuperado mi ritmo emocional normal, y ahora sólo siento alivio porque haya acabado todo. Sólo puedo pensar en una cosa: la luz que tengo delante...tengo que cogerla, como sea. Estiro un brazo y extiendo la mano. Toco la luz. Es fría, pero me reconforta. Esto dura sólo unos instantes; luego, me absorbe de manera brutal.

Caigo rodando, no sé por dónde, pero me hago rasguños al caer. Paro, pero no quiero abrir los ojos ni ver dónde estoy. Estoy boca arriba. Siento mi cuerpo como mío y no me ametrallan con sensaciones ni nada por el estilo, pero ahí acaba mi sondeo. Oigo un viento suave; hace fresco pero se está bien, aunque huele a lluvia. Debajo de mí hay hierba, blanda y suave. Arrastro la mano por la tierra y la noto agradablemente húmeda.

Abro los ojos inconscientemente, casi arrepintiéndome de hacerlo, aunque no hay nada de lo que asustarse. Veo el cielo grisáceo y algunas hojas cobrizas volando. Miro hacia mi izquierda, de donde creo que he caído. Estoy en una colina plagada de verde, con alguna que otra flor adornando sus lindes. En lo alto hay una especie de madriguera, aunque no lo parece por su tamaño. Supongo que caí desde allí. Me levanto; me froto la nuca dolorida por el impacto y miro hacia abajo. Estoy a medio camino entre la cima y la falda del montículo, y hasta ahí todo normal.

El paisaje del fondo es lo espectacular. A medida que se aleja de mí, el cielo se torna azul zafiro. Casi al pie de la colina empieza un bosque que lo cubre todo hasta donde alcanza mi vista. Más tonos de verde de los que podía imaginar están concentrados en esa enorme masa arbórea, hasta tal punto que podría afirmar que todos los verdes existentes están ahí.

Más lejos veo unas manchas que sobrevuelan en bosque; no sé muy bien lo que son, pero su tamaño debe de ser gigantesco. Algo más cerca se ven los picos de lo que seguramente serán las torres de un castillo. Me parecen azules, pero no estoy muy segura. Me doy cuenta de que tengo la boca abierta. Sonrío por mi estupidez y la cierro, permaneciendo entonces una eternidad contemplando el maravilloso mundo que se extiende a mis pies y olvidando que este es el mundo al que me ha conducido la Muerte.

De alguna forma, este lugar me suena mucho...pero no logro recordar por qué.

Me siento. Parece que atardece...de repente me estremezco. No puedo pasar la noche aquí, en medio de un lugar que no conozco y con posibles criaturas que ronden por ahí. Pero...por otra parte...¿qué hago, meterme en el bosque? Miro la luz dorada que va bajando a través de las nubes, preocupada. No sé qué hacer...miro detrás de mí, hacia la cima de la colina. No he visto lo que hay detrás, tal vez sea ahí donde vive la gente.

Me levanto y subo la cuesta, maldiciendo todo lo que me está pasando. Sin embargo, mi ánimo sube de golpe al ver que no todo en este lugar está cubierto por ese enorme y denso bosque. Vuelvo a quedarme embobada al ver lo que hay detrás de los matorrales de la cima. A partir de cierto punto, la hierba se fusiona suavemente con un suelo que se asemeja a un tablero de ajedrez. Sin embargo, es como si fuera tierra normal, ya que los árboles crecen de igual manera. Esto sí que lo recuerdo; es un sueño que tuve de pequeña. Sólo lo he soñado una vez, pero lo tengo grabado en la cabeza. Es exactamente igual que en mi sueño...es increíble.

Se ven cosas sin forma unos kilómetros más adelante. Espero que sean pueblos, o algo parecido. En la línea del horizonte veo una familiar cadena de montañas nevadas. Recuerdo que quería visitarlas, pero no pude. Mi sueño trataba de lo siguiente: estaba justo en el mismo lugar que ahora. Miraba el mismo paisaje que en estos momentos, con la tenue luz del crepúsculo dando colores naranjas al mundo. Estaba perdida y no tenía lugar a donde ir, pero no tenía miedo. Simplemente observaba el enorme tablero de ajedrez que se extendía a mis pies. Miraba a todas partes, sin moverme. Observaba el cielo y las nubes, los árboles, las casas(si es que realmente eran casas), las montañas. A todas partes. Tras un tiempo, oí algo parecido a un relincho debajo de mí. Bajé la vista al pie de la colina, algo me dio un golpe y todo se volvió negro. Me desperté.

Ahora sigo mirándolo todo, recordando el sueño. Ahora tengo miedo. Miedo a lo que pasaría si volviera a suceder...Porque todo esto, recuerdo, la ha hecho la Muerte. La Muerte. Abro mucho los ojos; ya no me acordaba.

Me entran sudores fríos al oír un relincho. Abro más los ojos. No me atrevo a mirar hacia abajo pero no hace falta. El golpe viene igual.

Negro. De nuevo, pierdo la consciencia...Pero esta vez no voy a despertar.

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Bueno, mucha gracias por leerme hasta aquí! Siento no haber continuado antes, pero tenía exámenes u.u El viernes que viene subiré el siguiente capítulo(o el jueves o el sábado, no lo tengo muy claro aún; pero esta semana saldrá el capítulo 4º n.n). Y bueno, creo que ya ta...¡feliz finde a tod@s! ♥

Buscando a BlancanievesWhere stories live. Discover now