Es bonito el trinar de los pájaros. Claro y sencillo. Me recuerda al verano, ya tan lejos de mí. Ahora hace frío...no siento mi cuerpo, sólo existe un dolor intenso en mi estómago.
Es extraño, me siento como si no tuviera cuerpo pero sí noto la sangre. En los brazos, en mi pecho, en mi cara. Fluye desde la puñalada que tengo en la tripa, desequilibrando la temperatura. Hace rato que sólo siento frío, y el calor de la hemorragia no puede hacerle frente.
Me siento débil, débil e impotente. Empiezo a llorar. Por más que lo intento, mi cuerpo no se mueve. Siento una especie de vértigo, sé que voy a morir. Las formas borrosas que veía se mezclan aún más con las lágrimas. Toso. El sabor metálico de la sangre se acentúa.
Oigo ruidos, pitidos incesantes que retumban en mi cabeza. Suenan lejanos porque tengo los oídos taponados. Creo que también sale sangre de ahí.
Me mareo, tengo ganas de vomitar.
De repente hay mucha luz y no veo nada, sólo blanco...
