EPÍLOGO

651 53 12
                                    

Después de hallar el cuerpo sin vida de la señora Reyna, y del misterioso desaparecimiento de su hija, todos en la pequeña ciudad se movieron para buscar a los parientes de ambas.

Claro se movieron en vano, puesto que aunque conocían a la señora y a su hija, nadie había conocido a la familia de ellas. Se buscó a través de las redes sociales, de conocidos, de todas las formas posibles, pero nadie aparecía. Los vecinos empezaron a creer que ésto había sucedido por algo, dos mujeres, madre e hija, misteriosas, que aunque siempre compartían con todos, en realidad, eran completas desconocidas.

Quién diría, que todo terminaría en ésta tragedia.

"Yo la ví caminar en la oscura noche"; "Ella estaba desnuda e iba al bosque"; "la ví voltearse a mirarme y entró al bosque"; eran lo que decían los vecinos, rumores y más rumores, diciendo que habían visto por última vez a Aramí. La policía, no podía hacer nada, pues consideraban que fue un suicidio, aunque no explicaban el porqué de la desaparición de Aramí.

Algunos pensaron que al ver a su madre muerta, ella enloqueció y huyó, otros dicen que ella mató a su madre y lo hiso parecer un suicicio, otros simplemente dejaban sus opiniones para sí mismos, pero pese, a todos los rumores y opiniones, nadie se detuvo.

Pegaron carteles en todos los barrios, buscaron por todos los rincones de la ciudad, inclusive se adentraban a casas ya abandonadas, ya sea por viejas o porque los dueños simplemente la habían dejado, con coraje, valentía y determinación.  Todos querían encontrar con vida a Aramí, para brindarle ayuda, y en el caso de los curiosos, ver qué podían averiguar sobre ellas dos, las mujeres "desconocidas", pues nada sabían sobre ambas.

En el primer día después de su desaparición, buscaron por toda la ciudad, entrando a lugares, preguntando por Arami a las personas, repartiendo y pegando fotos de Aramí. Al caer la noche, todos volvieron a sus casas, y los policías continuaban su búsqueda.

Al segundo día, siguieron haciendo lo mismo, seguido del entierro de la señora Reyna, que, para bancar los gastos, los vecinos hicieron una "baquita"(no sé como le digan los demás países, pero esto significa que los vecinos colaboraron con los gastos). Al caer la noche, un grupo de jóvenes se reunió frente a la casa de Aramí.

Ellos eran Camila y sus compañeros de clase de Aramí, que estaban preocupados por la simpática muchacha que era amiga de todos. "Cualquier pista sirve", dijo Camila a los demás jóvenes. Y, aunque la casa iba vigilada por algunos policías, y censurada por los típicos carteles "no pasar", los jóvenes se las arreglaron para entrar. Al haber ingresado a la casa no pudieron notar nada fuera de lo común, hasta encender la computadora se Aramí, quiénes al ver su historial quedaron aún más preocupados, pues tal parece que de la nada su amiga, había creado una obsesión por averiguar sobre el Pombero. Extrañados de ésto, no sabían que pensar, pues Aramí, nunca había creído en éstas cosas, o al menos, eso es lo que ella aparentaba y les decía. Salieron de la casa intentando no ser vistos, y cada quien se dirigió a su hogar, obviamente, pensativos en lo que habían descubierto.

El tercer día fue más tenso, pues las personas que buscaban a Aramí, eran más, más personas se unían para ayudar en la búsqueda. Y, como eran más, se decidieron, y se adentraron a buscar en el único lugar dónde no habían estado, pese a que los policías le dijeron que le dejasen todo a ellos, las personas no podían quedarse de brazos cruzados, sentados a esperar. Se reunieron al atardecer, con velas, lámparas y linternas, algunos que otros superticiosos traían consigo rosarios y escopetas que cargaban balas de oro con la palabra "Jesús" escrita en ellas, o el dibujo de una cruz escrita sobre ellas, después de todo, la noche, abundaba de la presencia de muchos entes. Los jóvenes conocidos y no conocidos de Aramí, fueron con linternas y sus celulares bien cargados en manos, ellos querían encontrar a Aramí, tenían que encontrarla, tenían un sentimiento de protegerla a la ahora desamparada y huérfana Aramí, también, estanam llenos de dudas y querían una respuesta. Al adentrarse lo hicieron con los demás, puesto que también estaban algo asustados de ingresar en la noche dentro del bosque. Cuando dieron las doce de la noche, empezaron a salir del bosque, y volvieron a sus casas.

Al cuarto día,  no cesaron las búsquedas, ahora iban acompañadas de críticas de las personas a las que les daba todo igual. Algunos ya decían que Aramí había muerto, otros decían que se mudó de ciudad, y muchas otras cosas, pero eso, no impidió a seguir buscándola, pues así como llegaron los que juzgaban, también llegaron más personas a ayudar en la búsqueda. Al atardecer se adentraron nuevamente al bosque, del cuál algunos salierom despavoridos, pues empezaron a escuchar silbidos, y sentirse observados. La búsqueda cesó temprano ese día, a las 22hs ya todos volvieron, a excepción claro de los policías, que con perros policía continuaban buscando al menos un pequeño rastro, Camila junto a Gonzalo, Héctor, Julián y Andrea continuaron dentro del bosque, iban caminando sin separarse, cuadno de repente observaron algo brillar entre unas piedras que iban pegadas a un tronco viejo y caído, Camila con un poco de miedo de acercó, y observó los aretes de oro de Aramí, un silbido se empezó a escuchar, cosa que aterrorizó a los jóvenes que corriendo salieron del bosque.

Al quinto día, las personas que se reunieron eran menos, al parecer, la mayoría se asustó con los extraños ruidos de la noche anterior, y eran unos pocos, incluídos algunos que otros compañeros de clase de Aramí. Camila, quien llevaba en manos los aretes de Aramí, guiaba a los policías y a los civiles al lugar donde lo había encontrado, la mayoría al llegar, empezó a escuchar nuevamente silbidos, y las ramas de los árboles chocaban entre sí más bruscamente, los que llevaban las escopetas se alistaron, y los policias se pudieron al frente, saltando el gran tronco que impedía el paso, los civiles los imitaron, y aunque el silbido cada vez más aturdía y molestaba, lograron llegar cerca de una cueva, se veía oscura y tenebrosa, los silbidos cesaron, lo que causó en algunos alivio y en otros, simplemente más miedo, algunos empezaron a rezar, mientras que los policias decididos se acercaban a la cueva. Camila tenía los aretes en manos, y estaba parada al lado de Héctor, susurró para sí misma "al menos quisiera ver que estés bien", y como si fuese escuchada, uno de los arbustos empezó a moverse, todos giraron a observar, como unos ojos brillantes se observaban en ellos, Héctor agarró del brazo a Camila y la llevo hacia los demás, temeroso de que fuera algún animal salvaje. Pero grande fue su sorpresa, cuando del arbusto salió corriendo Aramí, quien se adentro aún más en el bosque. Pudieron verla desnuda, llena de rasguños, sangre y llena de lodo y polvo, sin dudas, la alegre y simpática Aramí, había dejado de ser la Aramí que conocían, pero aún así querían encontrarla. La primera que se movió siguiéndola fue Camila, quien seguida de Héctor, Gonzalo, Julián, Andrea y los policias se adentraron al bosque, los civiles dudaron un poco, pero la extraña sensación de sentirse observados los obligó a seguir a los demás. Así estuvieron toda la noche, y nada, no lograron hallar más nada. Volvieron decepcionados a sus casas, cuando ya casi amanecía.

El sexto día, nadie más acudió, a excepción de los policías, Camila, Hector, Julián, Gonzalo, Andrea, Karina y Pedro. Buscaron y buscaron sin cesar, y ya nada encontraron. Fue entonces cuando comprendieron, que jamás llegarían a encontrarla, y que Aramí, ahora, era un sólo ente con la noche.

El séptimo día fue tranquilo, nadie más se involucró,  los policías continuaron buscando por 3 días más, pero nada, no encontraban nada, y entonces se retiraron.

Hija de la nocheМесто, где живут истории. Откройте их для себя