Re-evolución Capitulo 1

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Sujeto 0301- evo.  Edad: 24 años, 364 días, 10 horas. Estado: Correcto, Desarrollo: Correcto. Evolución: Constante.  Inicio del programa a las 18:00 horas. Incorporación: Inmediata.

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El coche iba a gran velocidad. La carretera estaba bacheada y el asfalto parecía deshacerse a nuestro paso. Disparos. El vehículo era de color rojo, era antiguo, más disparos. Me agazapé en los asientos de atrás; tenía miedo. Un giro brusco, el coche daba volteretas, una, otra, y otra más… sangre, mucha sangre. Me miro, no es mía…se abre la puerta, dos disparos…

Me desperté en mitad de la noche. Estaba empapado en sudor, miré el reloj; eran las cuatro de la mañana. Otra vez esa pesadilla; debo descansar. Todavía quedan algunas horas de sueño… me giro, intento dormir.

                                                       Re-evolución

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El sonido del despertador se incrustó en mi cabeza. Como odiaba ese chirriante pitido. Eran las ocho de la mañana. Me levanté aún adormilado y me dirigí al baño. Es una suerte trabajar cerca de casa, los atascos me ponen nervioso. Supongo que no valgo para vivir en la gran ciudad.-me dije a mi mismo-

 Me miré al espejo, barba de dos días; no pasa nada, supongo que nadie lo notará en el trabajo. Entras a las nueve, enciendes el ordenador, trabajas. Pausa para tomar algo a medio día y de vuelta al ordenador. Salgo a las dos,  como algo y vuelta al puesto de trabajo. Una gran vida…    

 Me di una ducha. Cogí unos vaqueros, una camisa y me detuve otra vez frente al espejo empañado a causa del vaho.  En él se reflejaba una borrosa figura. Una ligera pasada con la mano y pude ver mi rostro, ya con un mejor aspecto. Siempre me había gustado el color de mis ojos. Eran una mezcla de color verdoso, que me hacía recordar al tono que toman los bosques mientras son azotados por la lluvia en primavera. Cogí las llaves del coche y me dispuse a salir de casa, con un par de galletas en la mano que devoraría en el trayecto.

 Trabajo en una zona industrial, en las afueras de la ciudad. En una oficina de asesoramiento empresarial. Contabilidad. Estudiar Ingeniería aeroespacial para acabar llevando la contabilidad de diez negocios familiares. Adoro mi trabajo… Pero bueno ingeniería, contabilidad. Al fin y al cabo solo son números, me decía a mí mismo.

 Entré a la oficina y encendí el ordenador. En la pantalla había una nota. “Hoy es el día”. Levanté la cabeza y vi a Rachel sonriendo y caminando hacia mi puesto. Era alta, casi tanto como yo, y eso que no soy precisamente bajo. Con una larga melena de color carbón y unos rasgos delicados tanto en su rostro como en todo su cuerpo. Era una mujer que conseguiría detenerte con la mirada mientras paseas por la calle. No llamaba en exceso la atención, pero era muy atractiva.   Rachel llevaba en la empresa solo unos meses, en los que había logrado caer bien a todo el mundo. Era una gran persona y muy competente en su trabajo. No puedo decir que no me haya planteado nunca invitarla a salir, pero no se habían dado las circunstancias adecuadas…

_Se de uno que me va a invitar a una copa en el Jason´s cuando salgamos esta tarde.      -dijo alegremente- A mí, a Cris, a Paola a Don y a Harris, si, a Harris también, sé que no nos cae muy bien. Pero vamos, es tu cumpleaños no seas roñoso.

 Acepté con una media sonrisa en mis labios.

  ¿Seguro que a Harris también?-dije mientras reía-

 _Vamos, ¿no te da lástima? Solo es una copa.  Veinticinco años no se cumplen todos los días. ¡Felicidades! –dijo dándome un abrazo.

 _Está bien-repliqué- os espero a todos cuando terminemos.

 No me gustaba en exceso salir, prefería la tranquilidad de mi casa y Harris…Harris es el jefe. A nadie le cae bien, es un gilipollas. Nada le parece bien, todos trabajamos poco, es grosero, soez y además, se cree gracioso… Pero hoy es una excepción, intentaré pasarlo bien.

 Eran casi las cinco de la tarde, solo quedaban un par de horas para terminar el día, cuando la oficina del jefe se abrió y apareció Harris.

 _ ¡Leo! –Gritó- Te están buscando.

Tras él, dos hombres trajeados entraron en la oficina. Me resultó extraña aquella situación ¿Qué podía haber hecho yo? Me levanté de la silla, y de dirigí hacia su despacho. En el camino me crucé con el puesto de Rachel, que me miró con cara sorprendida. Yo le devolví una mirada de incomprensión, que retrataba perfectamente lo que se estaba dando en aquella situación tan inusual. No sabía de qué diablos se trataba esto, pero continué hacia adelante. Tenía que salir de dudas.

Harris salió del despacho, y me dejó con aquellos dos hombres de extraño aspecto.

 _Señor Adams. Tiene que acompañarnos.

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