¿Seras capaz de renunciar a tu sueño por cumplir una promesa? Abigail lo había echo, renunciar a lo que tanto deseaba en la vida para complacer a su única hermana y sin darse cuenta su vida cambio para siempre.
Escuchaba cada grito y cada aplauso de todas las personas reunidas, reunidas para verme y escucharme cantar. Todo lo que siempre soñé estaba pasando, el momento era justo ahora, todo me pertenecía y este escenario era mío, completamente mío.
Llevaba haciendo esto más de un año pero los nervios jamás desaparecían, esas mariposas y vacío en el estómago las sentía cada que estaba por subir al escenario. Pero una vez que observaba a la audiencia y escucharlos gritar mi nombre todo se calmaba dentro de mí, volviéndose algo normal y fantástico. La cuenta regresiva se observaba en la gran pantalla, solo diez minutos para subir. Tome el micrófono adornado con piedras blancas en el mango, era el de la suerte.
—¿Lista? —su voz dulce se escuchó a mis espaldas.
—Siempre—respondí con una sonrisa.
Se acerca más a mí y me hunde en un abrazo, este abrazo que me hace sentir segura de todo, segura de mi misma. Nos despegamos y observo su rostro, el hombre que amo y siempre amare está aquí con migo compartiendo mi sueño. Pega su frente con la mía, lo hace cada vez antes de subir al escenario es su manera de desearme suerte y el típico "rómpete una pierna".
—Te amo—susurra—diviértete, por esto has luchado, es tu sueño disfrútalo.
Tomo su cara con mis manos y lo beso apasionadamente, al término del beso poso mis brazos a través de su cuello y lo observo, porque este es mi amuleto de la suerte. Sus ojos verdes otorgándome confianza.
—Tres minutos para salir—grita mi manager
Acaricio su cabello y le doy un rápido beso, él me sonríe y el show comienza. Uno a uno subo los escalones que me dirigen hasta el escenario, la música comienza a escucharse y los aplausos se vuelven más fuertes, tomo fuerte el micrófono. Todo está oscuro solo veo las luces de los celulares y linternas del público. La batería termina y el silencio se produce, más aplausos y mi nombre escucho que gritan, llevo el micrófono hasta mis labios, respiro profundo, levanto la mano izquierda como señal de que la música debe iniciar y en segundos se escucha la poderosa melodía y yo al fin puedo hacer y realizar mi sueño, comienzo a cantar.
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Coloco mis audífonos en mis odios, la potente voz de Ariana Grande suena en ellos, me relaja y además adoro su voz. Tengo tres horas esperando en esta incomoda sala donde miles de chicas me observan como bicho raro, no creo que se deba a mis jeans desgastados o ¿sí? Si ese es el caso no me interesa, todos tenemos la misma oportunidad por eso estamos aquí. Mi número es la 524 por lo que presiento que todo el día la pasare aquí.
-¿Ya entraste?
El mensaje de Charlotte me saca de mí burbuja. Desbloqueo el celular y texteo la respuesta.
-No, aun no, pero pronto, no puedo creer que estés más nerviosa tú que yo.
-Solo quiero que te valla bien, cuando llegues a casa festejaremos.
