Capítulo 4: Las alas del cuervo

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---------un día antes de la reunión de las mafias---------

Las noticias de la muerte del líder de la mafia se esparcieron más rápido que cualquier virus y empezaron los rumores de nuevo vigilante, pero este no era uno de la ONU, este era peligroso y dispuesto a mancharse las manos para conseguir lo que quiere.

Las pandillas de las calles se empezaron a derrumbar y las ganancias de las mafias bajo sorprendentemente en un solo día.

Esto era el comienzo de una nueva era en Washington, pero claro, no puedes hacer un cambio en el mundo sin que alguien te reconozca.

La mafia Rusa ofreció cien mil dólares si lo mataban y un millón si lo traían vivo, la reunión aún así se llevaría acabo, por que saben que si no lo hacen, va a haber consecuencias.

Adrian sabía que si los Onis estaban involucrados en esta reunión, están planeando algo grande y peligroso.

Le tomó seis meses para darse cuenta del mal que hacían, y juro que el no los dejaría hacer algo como eso nunca más.

Nuestro héroe se encontraba en las azoteas admirando la gran ciudad... esperando.
Escucho que alguien estaba detrás de él. Adrian tomo su pistola se dio media vuelta y apuntó a la chica detrás de él. Llevaba una espada en su espalda, venía vestida de un traje negro y un poco de rojo oscuro en sus hombros, cinturón y espada.

-¿Ni siquiera un hola?- preguntó la chica, se acercó más a la luz dejando ver su rostro blanco y sus ojos verdes escondiéndose entre mechones de corto cabello negro.

-¿Los Onis te mandaron a matarme?- preguntó Adrian bajando el arma.

-En realidad me mandaron a darte un regalo- Respondió acercándose a Adrian. -Hay una caja en en el parque Garfield, adentro hay armas, accesorios y un traje específicamente para ti-

-¿Y qué es lo que quieren a cambio?- Preguntó Adrian.

-Nada, es solo una forma de demostrarte que no puedes ganar- Respondió -Además creen que un cuervo no puede volar sin alas, Amsel- Después de estas palabras la chica se acercó a la orilla de la azotea -Sabes...- Dijo la chica sin mirar atrás -Siempre podrías volver... te extraño-

-Gracias, pero los Onis, son un cancer en esta ciudad- Dijo, y antes de que la chica se fuera, dijo unas últimas palabras -Y Emma...- dijo Adrian -Yo también te extraño-

Emma salto y desapareció, Amsel se dirigió a donde se le indicó.
Allí encontró una pequeña caja, al abrirla se sintió como haber encontrado un tesoro.
Adentro, habían dos guadañas de unos sesenta centímetros cada uno y hojas de veinte centímetros.

También encontró una capucha negra echa de cuero que iba arriba de la armadura , guantes de goma equipados con tasers equipados en los nudillos, y lo más importante, un casco negro que al encenderse emitía una macabra luz azul de sus ojos.

Adrian solo sonrío y luego dijo lo siguiente.
-Onis, no tienen ni idea de lo que han echo-

Amsel El pájaro negro Tempat cerita menjadi hidup. Temukan sekarang