Prólogo

33 5 2
                                    

Eran las doce de la madrugada. la fuerte borrasca que se había producido por las bajas presiones sobre el mar, hacían que el resto de las personas que estuvieran allí, abandonaran de golpe la playa para poder salvar sus propias vidas. dejando ese lugar, casi tan desértico, casi sin personas. a excepción de un joven hombre, quien se encontraba. Allí. sentado y aferrándose con sus ambas manos, hacia sus pies, comenzaba a sentir como el fuerte frío del sector sur, empezaba a sentirse por toda la costa.

— ¡Muy bien, Lautaro!. ¡Muy bien!, excelente por tu idea de traernos una vez en estas sombrías e inacabables noches de verano— Replicó cruzándose de brazos, uno de sus mejores amigos. mientras que él con el resto de sus amigos en común que tenían de la infancia, se iban yendo con el joven bromista.

Garganta de GaviotasDonde viven las historias. Descúbrelo ahora