Papas deformes y bichitos de luz

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La Madriguera surgió radiante ante mis ojos al doblar la esquina. Habíamos aparecido un kilómetro atrás porque mi tío confundió la dirección, y porque según él "era de mala educación aparecerse en la casa de alguien sin tocar." Como sea, ahí estábamos.

La construcción torcida me pareció encantadora en todo su esplendor, que incluía desde gallinas gordas y gnomos de jardín hasta calderos oxidados y botas viejas. Enclenque y todo era hermosa.

Luna me tomó de la mano y mi tío y ella lideraron el camino por el parque lleno de yuyos hasta la puerta de la casa. Mi tío tocó dos veces la puerta y esperó, contemplando embelesado una planta de ciruelas dirigibles que crecía salvaje a un lado del cobertizo.

-Hay que tener cuidado con esas- comentó-. Nunca se sabe cuándo una ciruela te puede pegar en el ojo-. Lo decía como si le hubiese pasado, pero no quise preguntar.

Desde dentro de la casa se oía un revuelo, como si alguien estuviera peleándose y tirándose con objetos, ya que hubo un golpe fuerte, un grito de advertencia y después pasos apresurados hacia la puerta.

La cara redonda de una mujer pelirroja apareció en el marco de la puerta. La mujer llevaba el sombrero torcido y un delantal manchado de algo violeta.

-¡Xenophilius!- exclamó la mujer y abrió la puerta de par en par- Te estábamos esperando, pasa-. La mujer se corrió a un lado y le hizo señas a mi tío para que entrara a la casa.

-Hola Molly querida, un gusto volver a verte. Ella es mi hija Luna- dijo mi tío señalándola-, y ella es mi sobrina Zenda, vino a pasar el verano con nosotros desde Irlanda, ¿no te molesta que se sume a la cena no?

-¡Para nada!- aseguró la mujer llamada Molly- Hola queridas, adelante, hay comida para todos.

Otro golpe fuerte provino desde el interior de la casa y un coro de carcajadas acompañaron a los gritos de Molly, que se introdujo en la cocina para calmar lo que sea que estuviera pasando allí.

Miré a mi prima con un gesto de interrogación, pero Luna se limitó a sonreír encantada y a seguir a su padre y a la señora pelirroja.

Adentro era un caos. Una mesa larguísima se extendía desde la puerta de la cocina hasta la otra punta del salón, casi tocando la chimenea. En sillas dispares, sillones, butacas y banquitos se distribuían una cantidad de gente muy variada. Había muchas cabezas pelirrojas y otras tantas que no pude contar. Al menos quince personas contándonos a nosotros se encontraban allí. Sobre la mesa estaba dispuesta una cantidad monstruosa de comida que variaba desde pastel de Yorkshire, pastel de calabaza, bombones de menta y cerveza de manteca a estofado de cerdo, tarta de remolacha y papas al horno.

Nunca había visto tanta comida en mi vida, los ojos se me abrieron como platos y Luna al lado mío dejó escapar un silbido de emoción.

-¡FRED, SACÁ ESO DE ACÁ DE INMEDIATO!- vociferó Molly, haciéndome pegar un salto del susto.

Un chico alto y de pelo naranja se levantó de la mesa sosteniendo en una mano lo que parecía ser una papa gorda y fea, pero de pronto la papa se movió y lanzó un chillido, el cual yo imité espantada.

-Es un gnomo- dijo Luna con los ojos iluminados, como si esa cosa asquerosa fuera el ser más encantador de toda Inglaterra.

-Acá nada tiene gracia- se quejó el chico llamado Fred y se acercó a una ventana abierta para tirar el gnomo al jardín.

-Compórtense, que tenemos visitas- espetó Molly dirigiéndose a sus hijos, los cuales reconocí por el cabello pelirrojo; había al menos cinco de ellos y una chica.

Derrapando delicadamente (Fred Weasley fanfic)Tempat cerita menjadi hidup. Temukan sekarang