Gryffindor contra Ravenclaw

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Después del encuentro en la Sala Multipropósitos no tuve mucho tiempo de ver a Fred y George durante la semana, ya que la montaña de deberes que me dejaban los profesores me tenía ocupada las veinticuatro horas del día.

El poco tiempo que me quedaba libre entre clase y clase lo pasaba con Cho y Marietta en la sala común, haciendo los deberes, por supuesto.

El día del primer partido de Quidditch de la temporada se acercaba a una velocidad alarmante, y eso a Cho le ponía los nervios de punta, no paraba de repasar en voz alta las jugadas que había practicado en los entrenamientos, y cada vez que alguien le mencionaba el partido los ojos se le llenaban de lágrimas.

-Cho, tenés que tranquilizarte un poco, te van a salir canas- le dije uno de esos días, cuando nos estábamos dirigiendo a desayunar.

Mi amiga se tomó un mechón de pelo y lo puso ante sus ojos, como comprobando si era verdad.

Pero fue peor cuando llegó el día del partido.

Ese miércoles el cielo estaba tormentoso, y el techo del Gran Salón reflejaba las gotas que comenzaban a caer en el exterior. Un relámpago iluminó la sala e inmediatamente se escuchó el estruendo de un trueno. Varios alumnos de primer año gritaron, asustados.

Acompañé a Cho hasta la mesa de Ravenclaw con la ayuda de Marietta, ya que nuestra amiga estaba tan nerviosa que le temblaban las piernas.

-Tomate esto- le dije, y le puse una copa de jugo de calabaza delante. Pero Cho ni me miró, en ese momento estaba entrando en el Gran Salón el equipo de Quidditch de Gryffindor.

Los vítores acompañaron a los chicos hasta que se sentaron a su mesa, y entre el grupo divisé el cabello naranja de Fred. Los mellizos, a diferencia de Cho, parecían muy relajados, estaban bromeando como siempre y charlaban animadamente con sus compañeros de equipo.

Fred vio que lo estaba mirando y me dedicó una sonrisa. Levanté un pulgar y le sonreí, en un gesto de ánimo. La cadenita con el dije que me había regalado relucía bajo mi capa, y cuando un nuevo relámpago se reflejó en el cielo la cadena destelló, Fred al verla me volvió a sonreír.

Cuando me di vuelta vi que Marietta estaba intentando hacer que Cho comiera algo. No pudimos lograrlo, ya que nuestra amiga se negaba a engullir bocado, y pronto el capitán de su equipo le hizo señas para que fueran a los vestuarios.

-¡Suerte!- le deseé cuando ella se levantó de la mesa con mirada abatida.

-Uff, espero que ganemos. Cho va a estar deprimida durante toda una semana si no lo hacemos- murmuró Marietta.

Fuera del castillo las gotas que habían comenzado a caer se habían convertido en un verdadero aguacero. Los alumnos corrían cubriéndose la cabeza con sus capas, chapoteando en los charcos que se comenzaban a formar.

Nos dirigimos a la tribuna de Ravenclaw, la cual se distinguía por el color azul que abundaba en bufandas, gorros y banderas. Para el momento en que encontramos unos asientos libres nuestras capas estaban empapadas y me chorreaba agua del pelo. Pero al parecer la lluvia no amedrentaba a los fanáticos del Quidditch; el estadio estaba completo, y los abucheos y canciones se hacían sentir por sobre el rugido de la tormenta. Luna apareció ataviada con una capa celeste y un sombrero en forma de león con los colores de Gryffindor, se sentó al lado nuestro y dio unas palmadas emocionada, mirando el campo de juego, donde los jugadores comenzaban a amontonarse.

-¿Qué hacés Luna? ¿Por qué tenés un sombrero de Gryffindor? ¡Te van a matar!- Miré nerviosa alrededor, para ver si alguno de mis compañeros de Ravenclaw se habían percatado del atuendo de mi prima.

-¡Oh! ¿Esto?- exclamó encantada, y con la varita apuntó al sombrero, del cual salió un rugido de león muy bien logrado. Suerte para mí un trueno amortiguó el rugido- Lo hice el año pasado, para apoyar a Harry, por supuesto.

-Pero Luna...-comencé a protestar, hasta que una voz aumentada mediante magia me hizo callar.

-¡CON MUCHO ENTUSIASMO DAMOS COMIENZO AL PRIMER PARTIDO DE LA TEMPORADA!... ¡GRYFFINDOR CONTRA RAVENCLAW!... ¡QUE COMIENCE EL JUEGO!

Todo pasó tan rápido que me costó entender qué estaba viendo. Una señora de pelo blanco había lanzado la Quaffle, y Gryffindor se hizo en posesión de la pelota. No podía distinguir quién era quién, ya que la lluvia arreciaba frente a mis ojos y no me dejaba ver más allá de unos pocos metros. Cuando las figuras de los jugadores aparecían cerca de las tribunas podía distinguir sólo manchas escarlatas o azules que pasaban como ráfagas.

Me enteraba del resultado del partido sólo por los comentarios de Lee Jordan, y al parecer los demás espectadores de la tribuna tampoco veían nada, ya que escuchaba constantemente a los alumnos preguntarse unos a otros qué había pasado cada vez que del otro lado de las gradas se escuchaban gritos o abucheos.

Gryffindor iba ganando por diez puntos cuando, después de media hora de no ver nada de lo que pasaba en el campo de juego, la lluvia comenzó a amainar. El cielo se despejó lo suficiente como para tener una visión completa del campo, y el partido comenzó a parecerme más divertido.

-¡Oh!, esa fue una jugada muy bonita de Ginny- murmuró Luna, a mi lado.

A pesar de que estaba alentando por mi equipo no podía evitar admirar la forma de juego de Gryffindor, sobre todo porque cuatro de los pocos amigos que tenía en Hogwarts formaban parte de ese equipo.

Estaba concentrada siguiendo con la mirada la Quaffle cuando un destello iluminó el campo de juego y un rayo se abrió paso entre los nubarrones y cayó entre los jugadores. Vi, como si fuera en cámara lenta, cómo Fred salía despedido de la escoba y se precipitaba al suelo. Estaba a bastante altura al momento de caer, y cuando chocó el pasto con la espalda un grito de terror salió de mi boca, un grito que no parecía mío.

Lo siguiente que recuerdo fue que Luna me aferraba del brazo, tirándome hacia ella. Sólo escuchaba gritos, y un destello rojo comenzó a impregnarse en mi retina, en esos ojos que veían sin ver. Me acordé del color naranja, de un naranja fuerte y brillante. Volví a la realidad cuando mi prima logró sentarme devuelta en las gradas, me tiró con tanta fuerza que casi me caigo para atrás.

-¡¿Qué estabas haciendo?!- me preguntó desesperada. Luna nunca me había gritado en la vida, eso fue lo que logró despejarme.

-¡Parecía que intentabas saltar al campo de juego!- exclamó Marietta, también asustada.

Me levanté deprisa y me aferré a la baranda del estadio, eso rojo que había visto brillar era un fuego que había comenzado cuando, al parecer, el rayo había impactado en la escoba de Fred. Fred... El pánico volvió tan de repente que casi me voltea.

-¡FRED!- grité. Y comencé a abrirme paso entre los alumnos que se gritaban unos a otros, llamándose.

Para el momento en que llegué al final de las gradas el campo de juego estaba vacío y el fuego extinguido. No había señales de Fred, ni de George, ni de Harry, ni de Ron por ninguna parte. Corrí desesperadamente hacia el castillo, llenándome las zapatillas de barro cuando pisaba un charco, y con el pelo mojado pegado a la cara.

Derrapé en el pasillo de la enfermería y entré a la sala abriendo la puerta con mucho estruendo.

Un grupo nutrido de cabezas pelirrojas rodeaba una cama enmarcada por cuatro postes blancos. Los Weasley se giraron al verme entrar. Comencé a caminar despacio hacia ellos, me daba miedo ver qué era lo que estaba pasando en esa cama. Cuando llegué al borde de la cama Ginny se apartó para dejarme lugar. Ahogué un gritito al ver a Fred.

El chico tenía la cara manchada, no... no eran manchas... eran una especie de telarañas violetas que cubrían toda su piel, la cara, el cuello, el pecho y los brazos. Parecía como si las venas de su cuerpo hubiesen explotado. Ese pensamiento me dio ganas de vomitar, y al parecer me puse verde porque Ginny me tomó de una mano.

Fred estaba semi-consciente, y cuando vio que yo había llegado abrió la boca y dijo casi en un susurro:

-Las ciruelas dirigibles no son tan peligrosas después de todo... bah... si nunca te cayó un rayo.

Me sonrió con dificultad y cerró los ojos. Al instante su respiración se volvió acompasada y se quedó dormido.

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⏰ Last updated: Mar 28, 2017 ⏰

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Derrapando delicadamente (Fred Weasley fanfic)Where stories live. Discover now