Capitulo 4

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-Buenas tardes.- Me dijo en tono cortés.

Estaba en shock. ¿Cómo es que sabía donde vivía? Y, ¿Cómo es humano? Bueno, esa respuesta ya la sabía. Pero me es muy difícil imaginar que haya venido hasta aquí. 

-¿Q-qué haces y quién eres?- Le pregunté enojada, obviamente por invadir mi privacidad. 

-Ah, quizás no me reconozcas sin mi corona.- Me dijo sonriendo.

-¿Corona?- Fruncí mis cejas. Me quedé pensando en silencio. Hasta que me di cuenta de lo obvio. 

-Eres el Príncipe Lucian, ¿No? 

-Ciertamente.- Afirmó. -Debo ser sincero- me dijo. -Quedé muy sorprendido, tres años atrás, cuando me dijeron que mi prometida había escapado.- Sus rubias cejas se estrecharon, observándome lentamente. 

Me quedé mirándolo fijamente. No sabía que decir, o que hacer. 

-Yo, yo sé quien eres.

-Pero claro, soy tú futuro esposo, Princesa Marina. 

-Tú, tú...- Tragué saliva. -Pero eso fue hace más de tres años, ya tendrías que haberte olvidado.- Le dije, mientras me reía de las expresiones de su rostro. 

-Eres mi prometida, hasta que nos casemos, y después serás mi reina y reinaremos juntos. Te guste o no. 

-Yo no soy, ni seré tu reina.- Le grité. 

Se acercó a mí. Lo único que nos separaban eran 20 centímetros.

Él me llevaba unos buenos 30 centímetros de altura, su cabello y cejas rubias combinaban perfectamente con sus ojos marrones claros. Era lindo, por donde lo mires, pero lo arruinaba cuando empezaba a hablar. 

-Ya te lo dije. No soy nada tuyo. Quiero que te vayas de mi casa, ahora.- Le grité. 

-Princesa Marina, mi deber como tu futuro esposo es llevarte con tu padre. Él me ordenó que te llevara al reino. 

Levantó su mano hacia mi hombro. 

-No voy a volver.- Le grité. -No quiero. Tengo la vida normal que siempre quise aquí. Además, no me voy a casar contigo, jamás.- Golpeé su mano. 

Lágrimas amenazaban con salir, pero no podía deja que me viera llorando. 

-Vete.- Fue todo lo que le dije.

-No me iré sin ti.- Me contestó. 

-¿Qué es lo que quieres de mí? Soy humana, no una sirena, ya no más. 

-¿Qué?- Sus ojos se abrieron ampliamente. -No creo que lo hayas hecho...- Sus ojos se estrecharon, llenos de rabia. 

-¿Hacer qué? ¿Estar con un humano? ¿Crees que no? No me voy a casar contigo. Amo a otra persona, ¿no lo entiendes? 

-Pero, Marina. Es nuestro deber, como príncipes herederos, el reinar juntos.- Por un momento noté que había tristeza en su mirada. 

-No, no es más mi deber. Y no lo es, desde el día en que abandoné el reino.  Asi que, ya no tienes nada que hacer aquí. Vete, y dile eso a mi padre. 

-Como desees, Princesa.- Me hizo una reverencia y desapareció de mi vista. 

Me había costado tanto estar aquí. No iba a dejar que nadie interfiriera con mi vida.

Me recosté en la cama. Pensando en como iba a solucionar esto. Estaba claro que Lucian era de la clase que no se daba por vencido fácilmente. Pero... hablando de problemas... miré por la ventana. Mis ojos se abrieron ampliamente al darme cuenta de que: ¡estaba atardeciendo! Y mi cola... Oh, no. Tenía menos de 10 minutos para llegar al mar... de lo contrario, todo el mundo se daría cuenta de que una sirena vivía en un depto. 

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⏰ Última actualización: Feb 08, 2014 ⏰

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La Magia de la Noche (Editando)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora