Capítulo 2

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Capitulo 2

-¡Marina! Despierta.- Escuché la voz de un chico en mi inconciente mente. ¿De un chico? Traté de abrir los ojos pero mis párpados no querían levantarse. 

-¡Llamen a una ambulancia!- Gritó el mismo chico. 

-Viene en camino.- Le contestó una voz femenina.  

-¡Marina! Abre los ojos.  

Como pude traté de concentrarme en esa frase. Abrir los ojos parecía muy fácil, pero en mi estado, se me complicaba un poco. Comencé a levantar de a poco los párpados. La luz del sol me cegó. Volví a cerrar los ojos y los apreté fuertemente. Parecía que el chico que me salvó se dio cuenta de lo molesto que era tener al sol apuntándome directo en la cara, porque me levantó en sus brazos y me acostó en algo blando. ¿Estábamos en el parque? 

Ya sin el sol, volví a intentar abrir los ojos. Ésta vez lo hice con éxito. Parpadeé y vi a Steven. Cerré los ojos porque no podía creer que estaba en sus brazos y cuando los abrí otra vez, ya no era Steven si no Jonathan. Mis ojos se abrieron de golpe. 

-Hola.- Me dijo suavemente. -¿Te sientes bien?,- me preguntó. Parecía preocupado. Éste chico era mi héroe. Me salvó dos veces en un día. 

-Me duele la espalda.- Admití. Sentía que mi espalda quemaba. 

-Si, debe ser porque aterrizaste en la acera. Y caíste de espaldas.- Me dijo sonriendo. Pasó una mano por su corto cabello. 

-Ah. No entiendo muy bien lo que pasó.- Me sentía muy cómoda con él, pero más cómoda estaba en donde sea que me había acostado. Hasta que me di cuenta que lo miraba muy de cerca, como si... estuviera acostada en sus piernas. Mi cabeza estaba apoyada en sus piernas. Al darme cuenta, traté de alejarme pero el dolor en la espalda me lo impidió. Él notó mi intento, pero no se molestó en moverme. 

-¿Te duele mucho? ¿Quieres que te lleve a algún lado? ¿A tu casa?- Me preguntó sosteniendo mi mano. Se sentía tan cálida. 

-¿A mi casa?- Le pregunté como una tonta. Todo el shock del accidente, de estar encima de él y todo, me confundía. 

-Tú casa.- Me dijo. Asentí como pude. Me acostó en el pasto y se puso de pie. Quedé dura esperando como iba a llevarme hasta mi casa. Se agachó y me levantó en sus brazos. Que por cierto eran duros. Estaba muy segura de que hacía pesas. Sentí en mis costillas sus pectorales y músculos. Cerré los ojos y respiré su dulce aroma. 

-Tendrás que guiarme, porque no conozco nada excepto el lugar en donde hoy me mudé.- Me dijo. Fue caminando hasta una camioneta Lexus negra. 

-Haré lo que pueda.- Susurré.  

Llegamos a la puerta del acompañante y me puse de pie. Él abrió la puerta y me senté en su lujosa camioneta. 

Esperé a que llegara a su puerta. ¡¡Iba a llevar a un chico prácticamente desconocido a mi casa!! Ni siquiera Steven la conocía. Melani me iba a matar, si después no le contaba pero me parecía que esto era algo muy personal. 

-¿Vives lejos de aquí?- Me preguntó.

-No, en realidad es a cinco cuadras, creo.- Le dije. Estaba dura en el asiento, ya que si me movía mucho la espalda 

me iba a doler. La ambulancia nunca llegó, por lo que decidí que mañana iría al médico de la isla. Y que más puedo pedir, isla pequeña, muchos turistas, un sólo médico y muchos pacientes. Sacudí la cabeza. 

-¿Te pasa algo?- Me preguntó. 

-La verdad es que no entiendo, como me pudo pasar esto ¿Sabes? ¿Como no vi el auto?- Dije. Tocándome la cabeza con las manos. 

La Magia de la Noche (Editando)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora