Capitulo 4.

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Era la hora de la comida. Se sentó en una mesa de la biblioteca, sola. Le gustaba venir aquí porque no había casi nadie y tampoco podían molestarla. Odiaba estar en la cafetería. Se dispuso a leer el libro de amor que había dejado a medias. Lo que más le gustaba en el mundo era leer. No había nada más relajante y que le hiciese olvidarse de todo por un rato.

-Perdona ¿eres Álex?-Le pregunta un chico moreno.

-Si.-Le dice mirándolo con curiosidad.

-Me dijeron que te entregará esto.-Puso encima de la mesa una rosa, la miro con aspecto de disgusto. Estaba marchita A la chica se le paro la respiración.

-¿Quien te dio esto?-Le preguntó sorprendida.-Y sabes ¿quién era? Su aspecto.-Cada vez sentía mucha curiosidad.

-No puedo dar esa información. Lo siento.-Le contesta apenado.

Alex le dedica una pequeña sonrisa y el chico moreno se marcha dejándola sola. Miro la nota y agarro la rosa para tirarla a la basura.

Podrida como tú corazón.

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